David Blay Tapia Partamos de una base: las playas (a día de hoy) no disponen de enchufes. Aunque con la tecnología de carga wireless que se avecina o las baterías ultra resistentes de muchos equipos nos permitirán en un futuro muy cercano no preocuparnos en todo el día de estos inconvenientes, en muchas ocasiones la realidad no es tal.
Lo vengo a decir porque cuando hablamos de teletrabajo, trabajo freelance o flexibilidad horaria mucha gente nos acusa de pintarlo todo bonito. Es cierto. No es así. Pero es, en mi opinión, enormemente preferible a estar sentado durante ocho horas en una misma oficina. Sobre todo porque un libro ha analizado recientemente que el sedentarismo laboral es la quinta causa de muerte en Estados
Unidos. Ahí queda eso.
Vayamos por partes: ni todo el mundo puede trabajar desde casa (o desde las Seychelles) ni todos los oficios lo permiten. Y existen millones de mitos en torno a ello por la sencilla razón de que la mayoría de las personas nunca lohan intentado. Y lo que no se
intenta o no se ve cercano, se estigmatiza. Es como decir que todos los políticos son corruptos (aunque aquí hay más verdad), que todos los futbolistas son analfabetos o que todos los jefes son imbéciles. Esto se aplica al pensamiento que todos los autónomos trabajan en pijama, no salen de casa, no se relacionan, se ponen la tele a todas horas porque se distraen y engordan por visitar la nevera 10 veces al día.
El problema de base es que, en una sociedad que tiende a ello, nadie nos ha enseñado a trabajar de esta manera. Y, como supongo que le ocurriría a los primeros empleados de Henry Ford cuando les dijeron que tenían que construir un coche en una cadena de montaje, el acojone ante lo desconocido impide que se aprecien sus innumerables ventajas.
Así que como aquí estamos para hablar de las bondades de tener nuestro propio horario, poder conectarnos desde donde nos dé la gana, ser capaces de conciliar nuestro tiempo con nuestras aficiones e incluso medir nuestra productividad real, vamos con 10 claves para trabajar viajando por ahí. Algo que, dicho sea de paso, yo he tenido que hacer en numerosas ocasiones al compaginar clientes muy diversos.
1.- Cómprate un buen equipo. Hoy día hasta un ordenador y un teléfono de última generación se pueden pagar a plazos y van a ser diferenciales a la hora de no dejarte colgado. Son tu herramienta diaria. Si tienes que hacer una inversión, hazla ahí
2.- Infórmate sobre si donde viajas pagas o no roaming. Cada vez es mayor la posibilidad de que no tengas que pagar tarifa adicional alguna y puedas usar tus propios datos, pero si no es así es recomendable comprar una tarjeta del país en el que vas a alojarte. Porque...
3.- Usar wifi públicos es peligroso. Y más si estás en el extranjero. Pueden acceder a tus datos y crearte un problema grande. Si en la casa-hotelcamping donde te has instalado no lo ves claro, vale la pena gastar dinero en una SIM con buena tarifa de datos, que además no supone un gran gasto.
4.- Mira en internet si los enchufes del sitio al que vas son iguales que los tuyos, aunque para ahorrarse problemas vale la pena comprar un conversar universal, llevarlo siempre en la maleta y no tener que pensar en cada ocasión en algo que se te puede olvidar fácilmente.
5.- Si tienes un gran cambio horario con respecto a tus clientes, programa los mails o las llamadas (que puedes hacer por Skype o WhatsApp). Nadie tiene por qué saber dónde estás ni qué haces con tu vida, pero será muy evidente si todos tus correos salen a
las 3:48 de la madrugada. Eso sí, en caso de que quieran conectarse contigo por teléfono, busca una hora en la que podáis los dos, porque levantarse en mitad de la noche siempre tiene consecuencias imprevisibles en las conversaciones.
6.- Ten cuidado con tus redes sociales. Puedes haber dicho que estás de viaje o que vivirás un tiempo fuera, por lo que no habrá problema alguno. Pero si te escapas cuatro días y no lo has notificado, hay gente (mucha. Demasiada) que sigue pensando que no eres efectivo si no estás a su alcance. Deberás tener cuidado con lo que compartes. Es uno de los errores más comunes.
7.- Nadie te vigila. Pero eso no quiere decir que no tengas que rendir cuentas. Establece un informe diario, semanal o quincenal de tu trabajo, los objetivos conseguidos y las gestiones realizadas. Pone en valor tus tareas y especifica que aquello para lo que te contrataron está siendo cumplido.
8.- Establece contactos. El talento no siempre está al lado de casa y, al igual que puedes encontrar a alguien que te haga una web brutal en Marruecos por un precio muy razonable, alguien a quien conozcas en Dinamarca puede estar interesado en tus servicios en remoto en cualquier momento.
9.- Cuenta tu experiencia. A través de un blog, de tus redes sociales, de un podcast (hay aplicaciones sencillísimas para ello como Anchor). Inspirarás a otros y puedes convertirte en un experto al que recurran otros profesionales o empresas.
10.- DISFRUTA. Estás en otra ciudad. O en otro país. Con gente interesante y mezcla de culturas. Perteneces a la primera generación de la historia de la humanidad que puede trabajar desde cualquier parte del globo terráqueo. No lo desaproveches
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