Tras dos años de legislatura, la situación de
Burjassot se resume en: impuestos y tasas por las nubes, opacidad
en la gestión municipal, improvisaciones y aumento de la suciedad.
El bipartito formado por PSPV y Compromís es tóxico
para la recuperación económica, tenemos uno de los IBI más alto
de toda la provincia de Valencia; han abandonado los ejes
comerciales tradicionales que tenía Burjassot provocando el
cierre de cientos de negocios e incumplen la ley de pago a
proveedores, están pagando a 247 días!!!
En estos dos años ha aumentado la opacidad, como refleja la
Sindicatura de Cuentas en un informe, niegan sistemáticamente la
información que solicitamos, reparten subvenciones a discreción
y sin control. Al principio de esta legislatura descubrimos unas
presuntas irregularidades en la contratación en la Casa de la
Cultura por parte de su director y que recientemente ha sido noticia.
Otra seña de identidad de los gobiernos del Titànic
es la suciedad en las calles, en Burjassot solo se preocupan
por la limpieza viaria seis meses antes de las elecciones. Solo
dedican 25.000€ a la conservación de nuestras 31 parques y
jardines, malos olores crónicos en algunos barrios porque
presupuestan menos de 1.000€ para la limpieza del alcantarillado y
los trastos y enseres se acumulan en las calles por el recorte de
personal en la brigada de obras.
En Burjassot ya no se reclaman las infraestructuras y las obras
que necesitamos desde que gobierna la izquierda la Generalitat.
Ximo Puig, en la campaña electoral de 2015,
prometió que el soterramiento de la línea 1 del metro y las
pantallas acústicas para la CV-35 serían una realidad para
2016, pues bien, estamos a mediados de 2017 y ni han redactado el
proyecto de soterramiento ni han instalado las pantallas acústicas.
Carmen Montón, que va a pasar a la historia como la
peor consellera de Sanidad que ha tenido la Comunitat Valenciana,
prometió junto al alcalde, ante la prensa, una unidad SAMU para
Burjassot, ampliar el centro de salud Rubert y Villó, y un pediratra
de urgencias, y a día de hoy la consellera de Burjassot incumple
y deja a los burjassotenses literalmente abandonados.
También en 2015 el alcalde anunció a bombo y
platillo, con foto y nota de prensa incluida, un plan de
rehabilitación para el monumento Los Silos entre el ayuntamiento
de Burjassot, el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat....y a día
de hoy lo único que tenemos es un informe de la Conselleria avisando
de riesgos de derrumbe en su interior.
La Diputación, en la etapa del Partido Popular, no
era sectaria a la hora de repartir las ayudas como la actual, y
financió las grandes obras de los últimos años en Burjassot sin
tener en cuenta el signo político de su gobierno, mientras que el
equipo de gobierno de Rafa García no dedica ni un euro del
presupuesto a inversiones.
En definitiva, la gestión de los mal llamados
gobiernos del cambio es un lastre para el futuro de los
burjassotenses y los valencianos, y está basada en el sectarismo
ideológico, la falta de transparencia y la mentira.
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