Fernando Ntutumu Esta semana se ha publicado Altaveu,
boletín anual elaborado en el marco del proyecto “La Nostra Ciutat, el Teu
Refugi”. En esta ocasión, como en anteriores, Altaveu dedica sus páginas a visibilizar experiencias y parte de la
realidad de personas migrantes y refugiadas llegadas a València.
Y no solamente
eso, sino que ya en su portada destaca un elemento fundamental desde la
perspectiva de las políticas públicas: la necesidad de crear vías legales y
seguras para el tránsito a todas aquellas personas que vieron cercenadas sus
posibilidades de acceder a Europa por el este, y que quedaron sin opciones de
hacerlo de manera regular desde sus países de origen, desde los contiguos a
estos o incluso desde una frontera sur que rechaza y discrimina.
Este año Altaveu llega justo a tiempo, y no solamente por encontrarnos en la
semana del 70 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o
por estar a unos días del Día Internacional del Migrante (18 de diciembre).
Llega a tiempo porque, frente al auge de la intolerancia en el espacio público que
marcaron en España las elecciones andaluzas, frente a las mentiras virales que
buscan crear odio y frente a la violencia y los discursos incendiarios, necesitamos
espacios que reivindiquen la civitas,
la ciudad, como un elemento cohesionador y creador de ciudadanía.
Habitar la polis siempre es complicado, pero si no
son las ciudades y los pueblos los que tomen la iniciativa en el complejo
camino de la integración transversal y bidireccional, nadie lo hará. Los
estados llevan otra dirección; lo local es la esperanza.
Como en todo, habría aspectos que
criticar de este texto, pero me centraré en lo positivo: es positivo que se hable de instrumentos como
las vías seguras de acceso, paso fundamental para acabar con las muertes
invisibles en el Mediterráneo; es positivo que el texto empiece por invitarles
a contar sus experiencias, dando paso
a sus voces frente al ruido del odio;
y es positivo, también, que el ayuntamiento sea partícipe, la sociedad civil y
la persona afectada protagonista y que la óptica trascienda el momento de la
llegada. La vida, los obstáculos y oportunidades de las almas del Aquarius
siguen importando. Y las del resto. No lo olvidemos.
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