Serrat enamora a València con más de 2 horas de recital en Palau de les Arts.
Un momento de la actuación de Serrat en València, en una imagen de la organización. El público valenciano recibió en pie y con una cerrada ovación la aparición anoche de Joan Manuel Serrat en el escenario del Palau de les Arts de Valencia. Y Serrat no decepcionó. Dos horas y cuarto de recital y con "Mediterráneo" nada más arrancar. Hoy repite en el mismo escenario con las entradas vendidas desde hace más de tres meses.
Serrat llega a Valencia con su espectáculo "Mediterráneo da capo" (expresión de origen italiano que significa "desde el principio) y como él mismo dijo "es un pequeño y emotivo homenaje, una a una" a las 10 canciones del ya mítico "Mediterráneo", que compuso en 1971 y de las que ahora celebra el 47 aniversario. "Os preguntaréis la razón de no haber esperado hasta los 50 y poder, podría, pero no estamos para esperar", bromeó el cantautor.
"Vagabundear", "Barquito de papel", "Mi pueblo blanco", "Tío Alberto", "La mujer que yo quiero" y poco a poco Serrat se metió (aún más) al público en el bolsillo, y llegó "Lucía", el público le acompañó en los coros y una niña le acercó un ramo de flores al escenario. Serrat, de rodillas, lo recibió emocionado y volvieron los aplausos.
Serrat, con su voz inconfundible recitó versos del Quijote para dar paso a "Aquellas pequeñas cosas" y repitió "Mediterráneo" esta vez con la voz más templada. El público volvió a arrancarse a cantar y volvió a ponerse en pie.
Llegaron las alabanzas al mar Mediterráneo, siempre tan presente y tan Serrat, "las aguas que bañan la preciosa Sicilia", dijo Serrat, e " Ítaca, la patria del inmortal Ulises", y destacó que es un mar "al que le han cantado todos los poetas", un mar tan presente siempre en sus letras que, según dijo, "el resto de océanos y mares no son otra cosa que afluentes del Mediterráneo, bajo mi punto de vista". Y volvió a encandilar a València.
Serrat cautiva cuando canta y cuando recita. Contó anécdotas de su época escolar, de la mili, confesó su atracción por la luna y defendió el papel de las mujeres en la historia y en la sociedad: "este mundo no sería el mismo sin ellas". Y volvió a arrancar una cerrada ovación. Porque Serrat canta y también dice muchas cosas.
Y llegaron más clásicas, ahora en catalán: "Me´n vaig a peu" fue recibida con aplausos y más aplausos y coreada por el público y después del tono melancólico arrancó "Cantares", con el público cantando en pie.
Serrat hizo un guiño a la copla, con "Tatuaje", de Quintero, León y Quiroga, para "recordar aquellos años en los que todo el mundo cantaba mientras hacía la faena".
El Serrat de siempre, como si los años hicieran menos mella en él que en el resto de los humanos, aseguró que nadie muere de mal de amores, "pero sí hay mujeres que mueren de amores malos", y recitó a Miguel Hernández, "alguien que siempre entendió bien a las mujeres".
"Para la libertad" fue uno de los temás más aclamados (y aplaudidos y cantados) cuando llegaba a las dos horas de recital, y después "Penélope" y "Hoy puede ser un gran día" olían a final y a despedida de una ciudad a la que confesó llevar viniendo desde hace 50 años.
"Paraules d´amor" casi la cantó entera el público, Serrat dejó la guitarra que le había acompañado durante gran parte de la noche y dejó al auditorio cantar y disfrutar. Y terminó con "Fiesta". Ovación cerrada de varios minutos.
La nota discordante la puso alguien entre el público que le reclamó que hablara en castellano. "Poder expresarnos públicamente en este idioma nos ha costado muchos años de lucha y mucha gente en las cunetas", sentenció Serrat y el público, entre aplausos, alabó el gesto del cantautor cuando les invitó a abandonar la sala y anunció que se les reembolsaría el importe de la entrada sin problemas. Y a pesar de esto, nadie consiguió romper la magia que es capaz de crear Serrat.
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