María Martínez Por todos es sabido lo beneficioso que resulta el aprendizaje de una lengua extranjera para cualquier individuo en su desarrollo personal, profesional y socio-afectivo. En la era de la globalización se hace prácticamente indispensable para cualquier persona tener el dominio y la capacidad de comunicarse con cualquier ciudadano del mundo.
En definitiva, los cambios sociales y culturales actuales han llevado, por tanto, a que el Sistema Educativo potencie y promueva la enseñanza del inglés en Educación Infantil.
El aprendizaje de una lengua extranjera es un elemento enriquecedor en todas las etapas educativas, pero cobra un especial protagonismo en Educación Infantil, pues es en esta etapa cuando muchos de los mecanismos utilizados en el aprendizaje de la lengua materna pueden resultar de gran utilidad en la adquisición de una lengua extranjera.
Este periodo es ideal para la adquisición de los primeros conocimientos de una segunda (o tercera) lengua, pues los niños a esta edad cuentan con una excelente capacidad de absorción del lenguaje y de imitación de sonidos, son tremendamente espontáneos y no tienen sentido del ridículo.
El aprendizaje del inglés en la etapa de Educación Infantil tiene unas características y necesidades que deben de ser atendidas de manera especial, pues lo que se pretende en esta etapa es fomentar actitudes positivas hacia la lengua, creando contextos de comunicación en los que se trabajen aspectos que despierten interés y curiosidad en el aprendizaje del alumnado.
Los objetivos principales que se persiguen con la enseñanza del inglés en esta primera etapa son el fomento de las relaciones sociales, el desarrollo de las habilidades afectivas y la autonomía personal, todo ello basado en la experimentación, las rutinas y el juego.
Por otro lado, no hemos de olvidar un aspecto tan importante en el aprendizaje de lenguas como es la especialización docente y su nivel de competencia en la lengua que imparte, pues la calidad de los inputs que el alumno recibe condicionará la eficacia de este primer acercamiento al inglés.
Sin embargo, a pesar de la importancia de sus destrezas comunicativas en la lengua en cuestión, este aspecto no lo es todo, pues los docentes han de ser capaces de asumir un rol dinámico que favorezca la creación de un ambiente de aula activo y participativo que beneficie, por tanto, el proceso de adquisición de la lengua extranjera.
Actualmente, la multitud de recursos existentes para la enseñanza del inglés nos plantea la necesidad de saber seleccionar adecuadamente de acuerdo con la finalidad última de la etapa de Educación Infantil:“Contribuir al desarrollo físico, afectivo, social e intelectual de los niños.”
Los materiales han de ser atractivos y despertar interés en los alumnos, para de este modo tener asegurada su atención y participación. De entre todos los materiales se pueden destacar: la mascota que nos servirá como hilo conductor en muchas de las actividades; las flashcards muy útiles para el acercamiento gráfico y visual del nuevo vocabulario; los cuentos que con su magia captan la atención de los más pequeños; las canciones se convierten en el instrumento perfecto para aprender nuevo vocabulario mientras las cantamos y las acompañamos con movimientos corporales; las actividades interactivas en la PDI, que nos aproximan al mundo de las nuevas tecnologías; los juegos y actividades Total Physical Response, un método basado en las acciones y el movimiento…
Si bien es cierto, la introducción temprana del inglés, tal y como hemos visto, conlleva una serie de beneficios significativos. Pero, sin embargo, exige un gran esfuerzo por parte de los docentes, tanto en su formación específica como en la elaboración de materiales, pues han de lograr que los alumnos perciban el inglés como algo agradable, divertido y despertar su curiosidad y apetito por seguir aprendiendo.
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