Una familia peculiar. En esta nueva entrada de ‘Colgados de Netflix’ nos detenemos en
un gran hallazgo que nos ha ido sorprendiendo capítulo a capítulo: The Umbrella Academy
es una nueva serie que salta del comic a la pantalla, ese gran filón que es la novela
gráfica y parece que cumple y que incluso supera el original.
Una primera temporada, diez
capítulos de unos 50 minutos cada uno y una historia que despierta la
curiosidad de menos a más. El planteamiento, desde luego, es muy original, su
forma de narrarlo también y el mérito es grande, porque esta familia extraña de
superhéroes ¡Ah, no se lo había dicho! No es nada convencional.
Y cuando me refiero a que el
mérito es grande, es porque la narración no opta por el camino fácil de acción
y peleítas, que las hay y muy trabajadas, sino por la introspección y continuos
flashback para presentarnos a unos
personajes que componen una familia desestructurada, unos ‘hermanos’ que antaño
fueron héroes y estaban muy unidos y ahora ni son héroes ni dan muestras de
estar muy adaptados en su entorno.
Así pues, es una serie que despierta
curiosidad al principio por su originalidad, que entretiene después y que
engancha hasta el final con un abanico de personajes a cuál de todos más
peculiar: hermanos con extraños poderes, un padre excéntrico, una madre ‘ideal’,
un asistente muy ‘mono’ y unos villanos con alma. Todo ello aderezado con una
ambientación de los 80/90 muy cuidada, una fotografía con filtro ‘Mayfair’ de
instagram y una BSO con hits de décadas atrás.
Podría seguir diciendo muchas
cosas de esta serie, pero la idea es despertar curiosidades, no destripar
tramas. Por eso, para épocas de caos ‘fallero’, nada mejor que parapetarse en
casa, tirar de sofá e intentar salvar al mundo también, desde el otro lado de
la pantalla.
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