Oltra,Puig y Martínez Dalmau La reedición del pacto de gobierno entre las tres fuerzas de la izquierda en la Comunitat Valenciana ha necesitado de catorce intensos días de negociaciones que finalmente se han cerrado en el tiempo de descuento, sin que hayan faltado los sustos y el suspense hasta última hora.
Un total de 45 días han pasado desde que la Comunitat Valenciana celebrara sus primeras elecciones anticipadas en la historia del autogobierno valenciano, aunque la cercanía de los comicios municipales, celebrados menos de un mes después, aletargó cualquier inicio de negociación a la espera de esos resultados.
De hecho, más allá de encuentros públicos a principios de mayo entre los llamados a liderar el nuevo pacto de gobierno -Ximo Puig(PSPV), Mónica Oltra (Compromís) y Rubén Martínez Dalmau (Unides Podem-EU)-, las reuniones de las comisiones negociadoras de los tres partidos no comenzaron formalmente hasta el 29 de mayo.
Para entonces se tenía claro que el nuevo Gobierno valenciano no sería un bipartito del PSPV y Compromís, sino que contaría esta vez con tres socios, toda vez que Podem, que la legislatura pasada optó por dar apoyo parlamentario al Consell y no entrar en el Gobierno, había reclamado estar ahora en el Ejecutivo.
Con este punto de partida, y con la nueva correlación de fuerzas determinada por las urnas -el PSPV subió de 23 a 27 escaños, Compromís bajó de 19 a 17 y Podem, ahora en coalición con EU, pasó de 10 a 8-, echó a andar una negociación para lograr un Gobierno "plural, paritario, mestizo y con equilibrio territorial".
Desde entonces, se han sucedido ocho reuniones -algunas en sesiones maratonianas- celebradas alternativamente en las sedes de los partidos llamados a entenderse, en las que no se ha avanzado todo lo rápido que se esperaba y en la que no han faltado algunos reproches públicos e incluso sustos de última hora.
Así, tras más de 50 horas de reuniones de la comisión negociadora, Unides Podem-EU se levantó este martes de la mesa a menos de veinticuatro horas de la fecha límite para celebrar en Les Corts el pleno de investidura del socialista Ximo Puig como president de la Generalitat, y emitió luego un comunicado en el que afirmaba que no podía asegurar su apoyo a la investidura.
Con esa incertidumbre, finalmente ha sido poco antes del pleno de investidura cuando una reunión en el Palau de la Generalitat entre Puig, Oltra y Dalmau ha permitido desbloquear el acuerdo, que esta vez no se ha firmado en el Jardín Botànic de València, sino en el Castillo de Alicante.
Durante las últimas dos semanas, en las que se ha intentado avanzar a la par en los ejes programáticos y en la estructura del Consell, una de las palabras más repetidas por los negociadores ha sido "generosidad", aunque cada uno ha interpretado de distinta manera quién la ha ejercido en mayor grado.
Finalmente, el pacto alcanzado implica que el nuevo Consell crece en dos consellerias (hasta ahora había diez, cinco para el PSPV, incluida la presidencia, y cinco para Compromís, incluida la vicepresidencia), a razón de seis para el PSPV, cuatro para Compromís y dos para Unides Podem-EU (una de ellas vicepresidencia segunda, para Podem, y la otra para EU).
Hasta llegar a este pacto han hecho falta muchos recesos, llamadas telefónicas, "paseos" durante las reuniones, pizzas a domicilio en las sedes de los partidos y anécdotas como la lluvia de pétalos de flores que cayó sobre los negociadores en un descanso del encuentro que se celebró en la sede de EU y que coincidió con una procesión del barrio.
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