La Nochevieja es uno de los momentos televisivos más esperados del año. Pese a la crisis, entre las 22 y las 00.05 horas se concentran un buen número de anunciantes dispuestos a pagar más de la cuenta. También reúne a millones de personas frente al televisor, especialmente en el momento del ritual de tomar las 12 uvas al compás de las 12 campanadas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid. Como cada año, TVE suele ser la ganadora, tanto con el programa anterior a las Campanadas como con las propias campanadas, aunque en los últimos ejercicios Telecinco y la eclosión de la TDT ha ido restando fortaleza a TVE.
A la espera de conocer los resultados de este año que acaba de terminar, creo que ha sido la mejor retransmisión en la historia de Telecinco, muy superior a la de Belén Esteban o Isabel Pantoja por el morbo aportado por ambos personajes en sus respectivos años. Con tres de los actores de La que se avecina, que bordaron sus papeles en directo, Telecinco consiguió hacerme reír a carcajada en un periodo de tiempo en el que apenas nadie nos cuenta nada, más allá de frases del estilo de ''en unos momentos comenzarán las campanadas'' o el típico recordatorio del carillón, los cuartos, etcétera, etcétera. Pero no sé si este año, porque venía de tragarme el horroroso Hotel 13 estrellas 12 uvas (y 0 humor), con Josema Yuste, una de las mitades de Martes y Trece, que el mini espacio protagonizado por el Rancio, el Cuqui y Raquel, de La que se avecina, me hizo reír y atragantarme con las uvas.
Allí estaban tres de los protagonistas de la serie más alocada de Telecinco bordando sus papeles, con los gags que los han convertido en fenómenos de masas, que si salami por aquí, gambas y quisquillas por allá, que si pechotes... No eran en sí los guiones, sino la propia ubicación de los personajes de la serie en la tarea de retransmisión de las campanadas.
Y volviendo al hotel de marras, ni con una docena de humoristas de lujo invitados tuvo apenas gracia un programa con Josema Yuste de protagonista, que intentó emular el éxito que cosechaba Martes y Trece con gags que recordaban a los años 80, aunque bien es cierto que personalmente me hizo sonreír con la escena de la niña del exorcista y el España Style con el que terminó el programa. Se nota que TVE está también en crisis y que su presupuesto se acerca al cero. Como la nota que merece el Hotel. 13 estrellas. 12 uvas. Y un 0.
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