Frío y nieve en el pirineo francés. La navidad también es de sofá y
tele, sobre todo para intercalar entre comilona y comilona, ya sea de familia,
familia política, amigos, empresa… Y si nos ponemos sibaritas suena mejor decir
que la navidad es de chaise longue y
series ¿Quieres una recomendación? ¿Una buena para sentir el frío, perderte en
paisajes nevados, pero sin el rigor de tener que soportarlo? Se me ocurre una
que te dejará helado: Glacé. Serie francesa (que bien
trabajan los galos, mon dieu!) de una
única temporada, de seis episodios de unos escasos 50 minutos cada uno.
Una serie idónea para disfrutar
estas atribuladas fiestas y no caer víctima de un empacho de dulce, porque aquí
comprobarás que el invierno te hiela el aliento, las nevadas son severas y el
mal anida en un pequeño pueblo de montaña de los pirineos franceses.
Eso sí, de nuevo policías de
pasado complicado, asesinos en serie que a cada paso que dan lanzan mensajes
velados, personajes atormentados, pueblos que limpian sus heridas en privado… En
cierto modo, me recuerda a aquella grandiosa peli de Los ríos de color púrpura, en la que descubrí a un joven Vincent Cassel y me reafirmé en lo buen
actor que siempre ha sido Jean Reno.
De ahí que Glacé nos presente tramas que nos suenan, pero que no están exentas
de sorpresas y giros inesperados.
Buenos actores, mejor fotografía
y paisajes, trama bien ligada a partir de la adaptación de la novela de mismo
título de Bernard Minier. Todo eso
nos depara Glacé, que nos enseña como los defensores de la ley atienden su
trabajo a pesar de llevar vidas destarifadas y como los criminales representan
la sobriedad y el buen tono, en un intercambio de roles que puede desconcertar
a los blandos de espíritu.
Es curioso comprobar como da
igual la latitud en la que nos encontremos, que todos tenemos nuestros
detectives y asesinos de alcoba, similares en sus formas, pero de apellidos
distintos. Da igual que sean Servaz,
que Carvalho o Montalbano, sin olvidar el auge de los polis escandinavos de novela
o los clásicos: Harper, Parker, Hammer, Poirot
o Holmes. La novela negra, el cine
negro, las series policiacas, son todo un género que mueve a legiones de
seguidores por esa mezcla de misterio, intriga, sangre, asesinatos y bajas
pasiones y si algo tan oscuro, sórdido o negro como se denomina a este género
se traslada al blanco de la nieve es normal que nos deje a todos helados,
descolocados.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia