Ruiz, Andreu y Claramunt, en la reunión. / epda Uno de los principales reclamos turísticos de la Comunitat Valenciana son sus playas. A tan solo 10 minutos de la ciudad de València se extiende una franja litoral de más de 3 kilómetros, prácticamente virgen, que reclama su espacio. Este pedazo de costa, ubicado entre las visitadas playas de Alboraya y de La Pobla de Farnals, fue engullido por la construcción de la autovía V-21 hace 60 años rompiendo lo que podría ser uno de los litorales, el de l’Horta Nord, con mayor potencial patrimonial, paisajístico, económico y turístico de la provincia de València. Cuatro de sus pueblos, Foios, Albalat dels Sorells, Massalfassar y Albuixech, se han unido para reclamar a Costas la regeneración de sus playas mediante soluciones como la construcción de espigones perpendiculares a la costa.
Mirada al pasado
La realidad actual es que estos 3.000 metros de litoral “son poco más que una simple nota de carácter administrativo, somos línea marítimo-terrestre”, admite el alcalde de Foios, Sergi Ruiz. Pero no siempre fue así. Cuenta Ruiz que las personas de más edad “recuerdan una franja alargada de arena fina que llegaba hasta el agua. La construcción de la autovía cerró el acceso, obstaculizó el uso y en pocos años llegó al estado actual. El embiste continuado de las olas, la presión ejercida por la construcción y ampliación de puertos y la protección del litoral en otros lugares hizo que el mar se adentrara en tierra”. En la actualidad, un dique de contención separa el mar de la autovía, “un dique que ha condenado nuestras playas a la degradación”, dice.
Es cierto que esta degradación del litoral no encontró demasiada resistencia en unos municipios “que no han sido tradicionalmente pueblos marítimos, a pesar de tener costa y de que estuviera ubicada relativamente cerca de sus cascos históricos”. “Incluso hay un desconocimiento de parte de la población de la existencia de estos recursos naturales”, señala el primer edil de Foios, quien añade que “probablemente la causa de vivir de espaldas al mar haya sido la amenaza de los piratas bárbaros, instalada a fuego en el sustrato cultural y urbanístico, y también la presencia de humedales insalubres”.
Potencial turístico
Pero el potencial de esta franja litoral es innegable. “Una costa por descubrir, al norte de la ciudad de una València que tiene insuficiencia de playas y con buenas comunicaciones. La ciudad de València recibe millones de turistas cada año que demandan más y mejores productos, hay una descentralización del turismo en la ciudad que hace atractivos los destinos complementarios, como la Albufera o la huerta, el patrimonio de siglos, una gastronomía en plena efervescencia y también playas, tanto en el sur como en el norte, entre ellas las nuestras”, comenta Ruiz.
Soluciones
Ante la dificultad de plantear cuestiones tan complicadas como un trazado alternativo para la autovía V-21, a la que describen como “un depredador insaciable”, estos cuatro pueblos, que ya han mantenido una primera reunión, plantean una solución más viable que pasaría por la construcción de espigones perpendiculares a la costa que “se ha demostrado que son capaces y adecuados para regenerar las playas donde se han instalado. Donde hay espigones hay arena, hay playas, es una evidencia”, remarca Ruiz. Esta es la propuesta que los alcaldes de los cuatro pueblos trasladarán al nuevo gobierno central. El siguiente paso, según comentan, será la obtención de recursos, pero “de la mano del Estado y de la Generalitat se abre un abanico de posibilidades, entre ellas la presentación de proyecto para optar a fondos europeos. Finalmente, hablan de una explotación común de sus pequeñas playas.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia