Estela Hontanilla Desde la escuela se trata de educar y generar modelos
de conducta que sirvan para elaborar y proporcionar conductas normalizadas que
nos permitan formar parte de nuestra sociedad. Sin embargo, los choques
culturales, la diversidad en las aulas y la falta de habilidades sociales para
contemplar este escenario pueden llevarnos al fracaso. El hecho de que
dispongamos de unos recursos limitados (tanto en el tiempo como a nivel
material y económico) aumenta la necesidad de que las familias colaboren en el
proceso formativo y educativo de nuestros alumnos. Se nos presenta entonces la
duda: ¿Cómo podemos conseguir un escenario de colaboración con las familias?
¿Qué podríamos hacer desde la escuela para mejorar esta situación?
Cualquier libro o artículo señala la vital importancia
de la familia en el aprendizaje del alumnado y de cómo afecta al rendimiento
académico la implicación o no de los progenitores. Hasta hace muy poco, las
causas del fracaso escolar se atribuían de lleno al estudiante, pero cada vez
está más asumido que el contexto y la implicación familiar repercuten favorable
o negativamente sobre nuestro alumnado.
Estos condicionantes del rendimiento
académico pueden determinar el éxito o fracaso escolar del estudiante. Podemos
diferenciar entre condicionantes personales y condicionantes contextuales. Se
ha descrito el apoyo, la motivación e implicación de los padres como
fundamentales a la hora de conseguir el rendimiento académico. Por supuesto
también influyen las variables contextuales tales como el clima de convivencia
familiar, la implicación e importancia que le dan los progenitores al
aprendizaje, el nivel de estudios, el tiempo de convivencia y el nivel
socioeconómico.
Uno de los estándares a la hora de valorar el fracaso
escolar a nivel estatal y por comunidades autónomas es el informe PISA. Según
éste, los últimos datos de 2015 realzan un porcentaje mayor de alumnos
repetidores de 15 años. Incluso 1 de cada 3 alumnos se convierte en repetidor.
Para el informe que se ha generado este año 2018 y cuyos resultados se
publicarán en 2019, se han tenido también en cuenta factores de análisis como
es la competencia lectora en el entorno digital. Este tema de gran actualidad
es uno de los que más impactan en el entorno educativo.
La sociedad crece
digitalmente a un ritmo que debe ser tenido en cuenta también en las aulas y
para el que el profesorado necesita formación específica. Sería interesante que
desde los gobiernos se promovieran medidas formativas dentro del horario
lectivo para facilitar dicha formación.
Para las familias también resulta complicado, la
conciliación no es tarea fácil. ¿Cuánto más podemos exigir a las familias?
¿Podemos darles herramientas para facilitar su tarea?
Algunas herramientas que pueden servir a las familias
y que podemos dar en tutorías son las que tendrían que ver con aumentar los
factores protectores del fracaso escolar. Podemos enumerar algunos factores
considerados como protectores tales como:
1-actitudes positivas: promover la autonomía del
alumnado, el autocontrol, la autoestima y experiencias positivas hacia la
escuela.
2-aspectos psicológicos y cognitivos: la importancia
de saber elegir, tomar decisiones y la resolución de problemas y conflictos.
3-factores afectivos y emocionales: empatía hacia los
compañeros y profesores.
4-aspectos sociales: apoyo de los familiares y de los
centros mediante recursos. También qué se espera del alumno tanto por la
familia como por los profesores o colegios.
En ocasiones se tiende a criticar el papel de los
progenitores. Como profesionales de la enseñanza deberíamos tratar de darles
las máximas herramientas y recursos para que desde el hogar puedan facilitar al
máximo el proceso. Esta tarea implica una mejora de coordinación con las
familias, pues finalmente el fracaso escolar lo sufrimos todos y nos afecta a
toda la sociedad. Un informe de fracaso escolar puede generar problemas
importantes de convivencia en casa, disminución de la propia autoestima, falsa
imagen de uno mismo, y repercutir finalmente en el futuro e inserción laboral.
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