José Vicente Riera. EPDA Dicen
que una de las cosas que suele hacer un león cuando llega a una zona
que no era de su propiedad es delimitarla. Para ello, lo que hace es
ir dejando orina por diversos puntos, de manera que todos los demás
leones que se acerquen, con una primera olfateada sepan qué león es
el que está en esa zona de selva.
Esta
frase, incluso algo malsonante, es la que me viene a la cabeza cada
vez que veo o leo alguna de las acciones que el PSOE y Compromís
están llevando a cabo en Comunidad Valenciana. Algunas veces, como
no puede ser de otra manera, acertando, pero en su mayoría,
desatinando y desarmando sistemas y proyectos que funcionaban muy
bien, por el mero hecho de dejar su firma, de dejar su olor, de decir
“aquí está el Botànic”.
Si
estas medidas no tuviesen efectos importantes y dañinos en los
ciudadanos, no habría mayor problema, ya que cada uno es como es y
gobierna como gobierna. El problema viene con temas como la sanidad o
la educación. Temas primordiales para garantizar el estado de
bienestar y donde está pesando más el dejar la firma cambiando
cosas que el resultado de los cambios.
¿De
verdad era necesario actuar en el IVO? ¿De verdad era necesario
cambiar el modelo Alzira? ¿De verdad los TNA no hacían un papel
fundamental en la sanidad valenciana? ¿De verdad era necesario
intervenir de una manera tan directa en si nuestros hijos tienen que
ir a un colegio público, a uno concertado o a uno privado? ¿De
verdad era imprescindible el cierre de líneas que han llevado a cabo
en tantos y tantos colegios concertados? ¿De verdad…
En
mi humilde opinión la respuesta es clara y rotunda: NO. Estos
cambios y tantos otros no eran necesarios. Con cada uno de estos
cambios lo único que han hecho es producir listas de espera más y
más largas en sanidad, bajar la productividad de los empleados y
lograr generar un ambiente generalizado de discordia en el seno de
las propias familias. Aunque, por otro lado, ¿para qué vamos a
elegir dónde y cómo queremos que sea la educación de nuestros
hijos? Si nos lo dan hecho, ¡nos ahorran faena!
Como
ingeniero que soy, una de las primeras cosas que aprendí en la
carrera es que “si algo funciona, no se toca”. Y si quieres
tocarlo para mejorarlo, primero prepara la solución alternativa,
impleméntala y ponla a prueba, y sólo después de tener un
resultado que muestra una gran mejoría, para que valga la pena el
cambio, sustituyes lo que ya estaba funcionando. Hacerlo de otra
manera es correr el riesgo de romper lo que funcionaba, es correr el
riesgo de romper el estado de bienestar.
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