LA UNIÓ de Llauradors
estima las pérdidas directas para los citricultores valencianos en una cantidad
que supera ya los 260 millones de euros en esta campaña 2013-2014, a falta de
pocos meses para concluir la misma. La campaña tiene un balance negativo en todas
las especies de cítricos, variedades y zonas; aunque dependiendo de la variedad
y la zona la situación es distinta.
El balance negativo de
pérdidas se debe a la diferencia entre los ingresos y los gastos para los
productores. En mandarinas, según el balance de LA UNIÓ, las pérdidas son de
unos 64 millones de euros y en naranjas 196 millones de euros. Si bien es
cierto que los problemas de clareta, rajado o pequeños calibres han influido en
estas pérdidas, a juicio de LA UNIÓ no pueden ser la excusa de las mismas.
Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ, señala que “la Generalitat no ha
sido capaz, una vez más, de reaccionar ni convocar ni una sola vez al sector
para intentar planificar la campaña, ni tan siquiera cuando ya sabía que la
cosa iba mal. Y la interprofesional citrícola Intercitrus no sabemos si existe
porque no da señales de vida cuando la situación es angustiosa para muchos
citricultores”.
En la especie de mandarinas
los precios se han mantenido dentro de la normalidad de los últimos años, es
decir que no son para lanzar cohetes de alegría aunque el citricultor se
conforma cada vez con menos. De todas formas las mejores cotizaciones se han
logrado en la fruta de calibre grande pues el 30% de la cosecha bien no se ha
recolectado o bien ha obtenido un precio inferior a otras campañas. Por tanto
un mejor precio no ha compensado el bajo calibre.
Por lo que se refiere a
naranjas la situación es mucho peor, lo que afecta sobretodo a aquellas
comarcas donde existe bastante más preponderancia de esta especie sobre las
mandarinas. Las pérdidas directas para los productores, cuando aún no ha
finalizado la campaña (falta la Valencia y la Navel Powell), rondarían ya los 200
millones de euros en las variedades del grupo Navel (Navelina, Navelate y Lane
Late). Se han pagado o se pagan en campo alrededor de 0,08 euros/kg o incluso
menos, cifras realmente ridículas.
En las variedades del
grupo Valencia, cuando aún falta prácticamente un mes para recolectarlas, se
ofertan en estos momentos en campo unas cantidades de 0,23 euros/kg que los
productores consideran puramente especulativas y de las que no se fían. Habrá
que ver también el comportamiento posterior de la variedad tardía Navel Powell.
Sobre las variedades de
naranjas que han tenido un comportamiento más negativo hay que señalar que
resulta contradictorio que no tenga repercusión en el precio del productor los
buenos resultados durante esta campaña de la industria, destino habitual de
muchas de ellas. Tienen una materia prima prácticamente gratis y a buen seguro
les sale más rentable que traer zumo concentrado de Brasil.
La producción
industrial de estas variedades es de gran calidad porque los problemas de
clareta, rajado o escaso calibre no afectan a la calidad del zumo como sucedía
otros años con las heladas que sí afectaban negativamente al rendimiento del
zumo. Sin embargo, este año la buena calidad no es argumento suficiente para
tener en campo un mejor precio cuando en otras ocasiones sí lo era para bajar
el precio. Ramón Mampel indica que “habría que pedir cuentas a todas las
grandes inversiones efectuadas con dinero público de la Generalitat para
modernizar el sector industrial del zumo y que ahora dejan en la estacada al
productor con un precio ínfimo por su cosecha”.
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