Isabel Bonig sueña con triunfar a la andaluza. / epda
Ximo Puig quiere seguir siendo el jefe. / epda 26 de mayo de 2019. Esa es la fecha. Ese es el día D. La jornada en la que tendrá lugar la celebración de las elecciones autonómicas, municipales y europeas. Todas ellas citas importantes. Sobretodo las del Parlamento Europeo. Aunque por el interés que ponen los partidos políticos (no mandan allí a sus primeros espadas), y por la atención que le ponemos los medios de comunicación, su desenlace nos resbala bastante. Lógicamente, nuestra atención, con encuesta incluída, se centra en las municipales y en las autonómicas. Y a esta hora, las cosas andan así por estas tierras valencianas.
PSPV-PSOE
En el PSPV-PSOE tienen ya claros a sus candidatos. De hecho ya hace tiempo que hicieron los deberes.
Por un lado, Ximo Puig se erige para revalidar presidencia, y Sandra Gomez, lo intentará en la city, para tratar de mejorar los pésimos resultados de 2015 y llegar a vencer (lo que ahora se llama sorpasso) a Ribó, es decir a Compromís.
En el caso de la Generalitat, Puig ha conseguido contrarrestar el efecto Oltra. Aquel por el cual se hizo más popular que el socialista al copar la atención de los medios madrileños, sobretodo de la Sexta.
El ex alcalde de Morella, president y secretario general socialista, se ha ganado el cariño de los suyos y el de los que no lo tragaban o conocían. De hecho no son pocos quienes le votarían si no fuera porque ello supone dar el gobierno, también, a Compromís. Aunque en realidad son los que no tienen ganas de votar a su PP, pero que acabaran haciéndolo, o a otro partido, por mucho que Puig les caiga bien.
En cualquier caso, el veterano dirigente tiene mucho que ganar. Pero puede perderlo, si su otrora enemigo Sánchez no plasma los compromisos adquiridos con él, en los Presupuestos Genérales del Estado para 2019, si es que estos se llegan a tramitar, claro. En el caso de que se produzca un desaire más, las posibilidades electorales de Ximo Puig se verían reducidas ostensiblemente. Casi seguro.
Un Ximo Puig que pasó de enarbolar la bandera contra la infrafinanciación y la infrainversion, a guardarla en el armario y amenaza con sacarla, solo en caso de emergencia electoral. Y es que no es lo mismo tener, en Moncloa, al adversario político ,que a tu secretario general, ese que también fue, mas que adversario, enemigo en su dia.
Y hay otro problemita a la vista. Se llama ‘Operación Alqueria’. Y es que con Jorge Rodriguez elevado a candidato para el ayuntamiento de Ontinyent, cuando fue eliminado de la Diputación, un levantamiento del secreto de sumario y con imputación final (perdón por el concepto vintage) podría suponerle un castigo electoral de los buenos a los socialistas valencianos.
Mientras, en València, Sandra Gómez se frota las manos con las encuestas que éste y otros medios han mostrado al público. Están convencidos de que vencerán en el bloque de izquierdas a Compromís, a pesar de que estos han capitalizado mejor el efecto gobernar y han sabido vender mejor el tripartito. Al menos hasta hace unos meses.
COMPROMÍS
Y luego está Compromís, que ha acabado el año con dudas, con las de un Fuset investigado por lo de Viveros, con Ribó manteniéndose en su linea, y apagando los incendios del líder de la autocomplacencia, de Giuseppe Grezzi. Un concejal que sigue con sus monólogos en las mesas de dialogo, que busca revertir la movilidad de la ciudad, cosa que tocaba, pero que lo intenta a cualquier precio y a toda velocidad, sin importarle ni sus socios de gobierno, ni sus conciudadanos a los que se debe. De hecho ni siquiera respeta a los policías que velan por la seguridad de València.
Sueña Compromis con revalidar triunfo en mayo, pero su rival mas fuerte es la propia coalición. Lo habitual es que un partido que ha alcanzado el poder hace tres años y medio, reedite el éxito, pero los apoyos de no “compromiseros” que consiguió en su día, se pueden haber marchado a otros partidos en busca del acomodado para su desencanto. El que les llevó a votar a Ribó, o a Oltra.
Porque a nivel autonómicos, la formación perderá aquellos apoyos ajenos. Aunque los recuperará , seguramente, de los que pierda Podem.
Y ahí depende del valor o del “efecto” Oltra. Saben, los valencianacionalistas, que si la vicepresidenta se sale, se mueve o si se eleva, pueden llegar a superar a Puig. Pero puede que, aun a pesar de su inteligencia electoral, estén llegando tarde a conquistar la presidencia.
PODEM
Hablando de llegar tarde. Hablamos de Podem. Donde ni un tipo válido como Antonio Estañ, ni un candidato decente como Martínez Dalmau, lograrán cosechar mejores resultados que en 2015. Es más, parece que serán peores.
El error de no entrar en su día en el Consell, ni al principio ni cuando Montiel quiso, lo han pagado y lo pagarán caro. Y ni marchando con Esquerra Unida les irá mejor.
Panorama sombrío como el que tienen en el Cap i Casal. Ahora se presentarán como Podem, diciendo adiós a la marca Valencia en Comú, pero repetir los tres concejales se considerará un auténtico milagro. Deben haberse dado cuenta del asunto cuando, solo al final, se han puesto las pilas, criticando y recelando de las políticas de sus socios, aunque en realidad, eran las propias, pues, para bien o para mal, todos forman parte del mismo gobierno.
CIUDADANOS
Ese al que aspira Fernando Giner. Giner, que como Gómez, se ve como alcalde. Pero solo una carambola con VOX podría llevarle a ello.
Lo cierto es que Ciudadanos no ha sabido, ni podido, convertirse en líder de la oposición, aquejado de una falta de solidez en el equipo de concejales y en un liderazgo de un Giner, que aun mejorando con respecto al inicio de legislatura, ha decepcionado a mas de uno dentro de su partido, que incluso ha pretendido hacerle la cama. Porque no hay peores enemigos que los que surgen de tu propio partido.
Y el economista ya se dio cuenta de eso en esta legislatura. Puede que tarde. Enemigos que seguramente tendrá Toni Cantó entre las filas valencianas. Aunque callarán por miedo a perder un puesto de salida en las listas. Además, ya saben que en la dirección nacional no son muy partidarios de aguantar proclamas localistas, ni reformas de estatutos, ni restitución de derechos civiles ni ”provinciadas” varias. Cantó, que volverá a su tierra natal, intentará convencer al personal que València también es su tierra vital. Y Ciudadanos sigue cosechando buenos resultados y su subida,es más que probable.
PP
Otro mundo es el PP. El partido que en unos días proclamará candidata o candidato, al ayuntamiento de Valencia. Será “consensuado” por Pablo Casado e Isabel Bonig. Por necesidad e inteligencia. No será una imposición en toda regla. Y se venderá como pactada. Dentro de la formación no se considera que su elección determine el éxito o el fracaso, y se fía todo a la marca. Y a estas alturas, y lo saben, también se fía a VOX, que será clave para dar o quitar a uno de los bloques.
Y lo será a nivel local y autonómico. De hecho Isabel Bonig, que después de años de idas y venidas, de roces y golpes con Génova, se siente mas fuerte que nunca. Y se le nota en sus discursos.
De hecho sueña con alcanzar la presidencia al estilo Andalucía. Es decir, ganar con los peores resultados obtenidos en las elecciones celebradas anteriormente, y que con un pacto, de derechas. de centro derecha. O de extrema derecha. De lo que sea. Y luego está VOX. En enero tienen que decidir sus candidatos. Pero aquí si que da igual quien se presente. Su marca está por encima de todo. Da igual que su cabeza visible, Jose María Llanos se presente a la Generalitat o a la Alcaldía (ahora mismo tiene dudas). El caso es que tendrán sus votos sí o sí. Y lo saben. Aunque un Vicente Barrera, el que fuera torero y simpatizante del PP, ahora cercano al partido de Santiago Abascal, podría arñar más votos de los previstos. La clave será cuántos. Y si serán suficientes como para desalojar a la izquierda de las administraciones. Se avecinan tiempos emocionantes. Es lo que tiene la democracia.
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