Ricky Lucchese durante una actuación. EFE/Ricky Lucchese Su nombre no es conocido pero gracias a su habilidad como trompetista, Ricky Lucchese ha pasado de cantar en grandes producciones de Hollywood a poner ritmo a grandes producciones de Beyoncé, después de haber acabado su formación musical en la prestigiosa escuela Berklee de València.
Con apenas 8 años participó como cantante en grandes producciones cinematográficas como "Armageddon" (1998), "Tarzán" (1999) y "Polar Express" (2004), e incluso lo hizo como soprano en un episodio de Los Simpson.
Ahora, el músico ha logrado poner ritmo a grandes producciones musicales como "Daddy's Lessons" de Beyoncé y el último proyecto musical de la diva del pop y Jay Z, ahora conocidos como The Carters.
Ricky Lucchese (Los Angeles, 1990), hijo de una cantante de ópera profesional, es uno de esos niños prodigio que nace con el ritmo en las venas, y tras graduarse en una de las escuelas más prestigiosas del mundo, la Universidad de Música de Berklee en Boston, fue seleccionado en 2012 para acabar sus estudios en València, en la sede situada en el Palau de les Arts.
Ahora trabaja desde el anonimato, detrás de las luces, en el estudio de grabación, y a pesar de que espera seguir colaborando con artistas, reivindica el trabajo de los músicos como "uno de los aspectos más importantes de la producción de cualquier álbum".
En una entrevista a EFE, confiesa que haber formado parte de los últimos discos de una de las artistas contemporáneas más influyentes del mundo es un sueño hecho realidad. "Incluso mi abuela de 94 años conoce a Beyoncé", apostilla.
Parece un sueño inalcanzable para cualquiera pero no para Lucchese, que logró conquistar a uno de los saxofonistas que trabajaba para Beyoncé: "Le conocí en una banda de jazz, siempre me dijo que amaba mis solos y mi forma de tocar".
Recuerda que la oportunidad le llegó una noche de verano de 2016, cuando este saxofonista, que acababa de acompañar a Stevie Wonder en su gira, lo llamó para que fuesen a grabar una sesión misteriosa: "Me dijo: 'No puedo decirte para quién es, ¡pero esto es grande!'".
"Conduje hasta el estudio, entré en la sala de control y me entregaron unos papeles, era un contrato, me di cuenta de que era para Beyoncé y no pude quitarme la sonrisa de la cara", admite Lucchese, que asegura que ha sido uno de los días más importantes de su carrera.
Y de pronto era parte de uno de los discos de más alabados por la crítica, "Lemonade" (2016), plagado de reivindicaciones políticas contra el racismo, los abusos policiales y la desigualdad de género.
Recuerda este proceso de producción en el estudio de grabación como un momento "creativo y divertido" en el que incluso le dejaron crear libremente y, sin pautas del director musical, pudo improvisar como trompetista la introducción de la canción "Daddy’s Lessons", algo que comenta entusiasmado, le "encantó" y "a ella también".
También tuvo la oportunidad de trabajar en el primer disco de The Carters, "Everything is Love" (2018), ganador del Grammy al Mejor Álbum Urbano Contemporáneo.
Desea seguir trabajando para la diva del pop pero confiesa que no hay forma de asegurar su continuidad porque "la industria musical es un misterio", y colaborar con otras artistas como Camila Cabello, pero se siente afortunado por poder compaginarlo con su faceta como cantante en la banda estadounidense "Vaud and the Villains y Orgone", con quienes visitará España el próximo mes de agosto.
Afronta el futuro como una oportunidad para seguir mejorando y aprender de los artistas con los que trabaja, pero su sueño sería crear su propio grupo donde además de ser el cantante principal tocase su preciado trombón.
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