JUAN JOSÉ RAMÍREZ Hay una frase sabia que dice "que los árboles no te impidan ver el bosque", pues esto se podría aplicar a la tan últimamente controvertida "violencia de género" que eclipsa y esconde una realidad cotidiana, pero que afecta a muchos miembros de nuestra sociedad: la "violencia familiar".
En los tiempos que corren, declarar que la violencia familiar afecta a todos los miembros que lo componen y no declararse como único defensor de la violencia de género, enfocado exclusivamente hacia la mujer, es nadar contra corriente. Pues esto se divulga y se subvenciona con dinero público hasta la saciedad.
Políticamente se ha utilizado como bandera para solicitar el voto y como excusa para la desviación de dinero que, al final, no llega directamente a las mujeres afectadas por esa violencia de género, es decir, las que verdaderamente necesitan instrumentos reales para no ser víctimas también del conjunto social. Pero también hay víctimas de otra índole dentro de la violencia que se da en el ámbito familiar. Hay hombres niños y ancianos que sufren, por sus lazos familiares con el agresor o la agresora y continúan en silencio y sin ningún tipo de respaldo. Personas que después de ser agredidos tienen que seguir conviviendo con esa figura que les daña. A pesar de este problema, cuando se acercan a las instituciones públicas estas no tienen herramientas para subsanar su situación hasta que la ley dictamine por causas mayores. Simplemente son sujetos expuestos a la mofa por una sociedad que no ha sido educada para entender que hoy en día tanto pueden ser agresores un hombre como una mujer.
Se destinan ingentes cantidades de dinero a la violencia de género por todo tipo de instituciones, algo que por otro lado es fantástico y hace camino, pero no nos dejemos a nadie abandonado en la cuneta. Es muy necesario educar a nuestra sociedad contra el machismo que tanto daño sigue haciendo en nuestros días. Sin embargo, ya sufrimos las consecuencias de la ley del péndulo, donde la sociedad se puede revertir en un feminismo nada aceptable que oprima al resto de familiares en situación de desamparo.
Siempre hay que tener en cuenta que la mujer tiene que tener los mismos derechos que el hombre pero también eso implica tener las mismas obligaciones y por lo tanto si utiliza el ámbito familiar para ejercer cualquier tipo de violencia contra otro integrante de dicha unidad familiar, sea otra mujer, hombre, niño o anciano, debe tener la misma responsabilidad con independencia de su género. Busquemos entonces ese equilibrio tan necesario entre la protección de las mujeres víctimas de violencia de género y todas las personas que soportan cualquier tipo de maltrato en el ámbito familiar.
Son varias las voces que intentan sin éxito defender que se igualen los derechos. En ningún caso que se reduzcan, sino que se amplían en la ley de violencia de genero para que sirvan como protección a cualquier persona afectada. Tal y como la Constitución dice en el artículo 14 "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".
Por lo cual no es de extrañar que un partido defensor de la igualdad en todo los sentidos y sin reminiscencias de antiguas políticas como es Contigo Somos Democracia haya tomado la iniciativa de reivindicar abiertamente y de forma pública esta necesidad, con una marcha que tendrá lugar el próximo 2 de febrero a las 20:45 en Manises iniciándola en la C/ Jose Luis Lazkanoiturburu Korkostegi (Antiguo: Cami de les Simetes) en pro de la igualdad de derechos y obligaciones ante la violencia familiar indistintamente del género de la persona agresora.
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