Aún queriendo, no podemos obviar la cruda y
dura realidad, que los medios bien nos encargamos de amplificar y
monopolizar... Las corruptelas invaden nuestro país, el sistema de partidos
entá podrido, todos son culpables (todos a la cárcel, cómo filmó el genial
Berlanga)... La partitocracia en jaque, la ciudadanía indignada... todo ello
según los medios, en especial los más vociferantes y sesgados, de uno y otro
lado.
De
una crisis siempre nacen oportunidades, ante un fracaso cabe la posibilidad de
reinventarse... Y esto es lo que deberían aprovechar los partidos políticos en
este momento. Y como toca hablar del Partido Popular, pues hablemos. En
positivo y de cara al futuro. Ante la alarma generada, ante la sombra de
corrupción, ante las acusaciones lanzadas... sólo cabe cotundencia y
transparencia. Y parafraseo al poco ponderado expresidente Alberto Fabra, que bien toreó
ante tanta amenaza y calumnia. La receta: tolerancia cero ante los corruptos,
borrando de un plumazo cualquier atisbo de sospecha. El PPCV bien lo padece, por activa y por pasiva, inyectado o inducido... y se ha de marcar una
frontera que no se permite cruzar: cese o aislamiento de todo aquel contagiado
por la sombra de la corrupción. Con un único y palmario objetivo, recuperar la
confianza de la sociedad valenciana.
Ante
este posicionamiento claro y valiente, que mejor que arriesgarse para concitar
una renovación en las estruturas institucionales, ya que se ha
abierto el melón como necesaria solución al resquebrajamiento de la clase
política. Ya lo protagonizó en su momento César Sánchez, actual presidente de la Diputación de Alacant y alcalde de Calp. Liderando un numeroso grupo de ediles
de toda la Comunitat Valenciana, apostó por regenerar las instituciones como
receta para combatir el descrédito que percibe la cuidadanía. La fórmula no es
nueva, pero es clara y diáfana: listas abiertas, limitación de mandatos, nuevo
modelo de financiación de los partidos políticos y agilidad de la justicia en
la resolución de los procesos por corrupción.
Y cogiendo el toro por los cuernos. Planteando una posición audaz y coherente. De cara a todo el periplo congresual del PP a nivel nacional, que se comience por el principio, por la instancias locales, comarcales y provinciales. Así todos elegirán a uno, y no al revés. Después los cónclaves autonómicos para finalizar con el congreso nacional. Todo el partido renovado elige a su nuevo líder. Un
cambio en la forma de hacer política, ni más ni menos. Un llamamiento sensato y
creible que pueda poner freno a la acrecentada desafección que los ciudadanos
tienen hacia la política en mayúsculas.
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