Cartell del homenaje. EPDA Sagunt homenajeará al
general Vicente Rojo Lluch el viernes 29 de marzo con motivo de los
25 años de la declaración del general como hijo adoptivo de Sagunt y los 125 años de su nacimiento. La asociación l’Arxiu del Camp
de Morvedre en colaboración con el Ayuntamiento de Sagunt han
organizado este reconocimiento.
La jornada comenzará a
las 18.30 horas con una visita a la recientemente denominada plaza
General Rojo, antiguamente conocida como plaza Xocainet.
Posteriormente, a las 19 horas, tendrá lugar una charla en el salón
de actos del CEIP Cronista Chabret a cargo de su nieto, José Andrés
Rojo, escritor del libro Vicente Rojo: retrato de un republicano.
A la charla asistirá el alcalde de Sagunt, Quico Fernández, junto
al alcalde de La Font de la Figuera, Vicent Muñoz.
Militar, católico y
patriota. Con estos términos se definía el general Rojo, nacido en
la Font de la Figura (Valencia) en 1894. Fue un militar español y
jefe de Estado Mayor del ejército republicano durante la Guerra
Civil Española. Su compromiso con la República ha resultado para
muchos historiadores un enigma. Sin embargo, su gran entrega al
desafío de ganar la guerra al fascismo y la modernidad de muchas de
sus ideas descubren a un militar atípico que participó del clima de
renovación que se inició en España con la llegada de la República.
Cuando las tropas
franquistas se disponían a tomar Madrid en noviembre de 1936,
Vicente Rojo fue nombrado jefe de Estado Mayor de las fuerzas
militares de la defensa y encargado, por tanto, de dirigir la
resistencia de una ciudad que se daba casi por perdida. Madrid
resistió y, a partir de entonces, su papel en el Ejército Popular
cobró cada vez mayor relevancia. En mayo de 1937, con la llegada de
Negrín al poder, se convirtió en la figura más destacada de las
tropas republicanas: las batallas de Brunete y Belchite, la toma de
Teruel o la maniobra del Ebro, entre otras, fueron algunas de las
iniciativas que puso en marcha con la voluntad de frenar el avance de
las fuerzas de Franco.
Tras la campaña de
Cataluña, siguió ocupándose de las tropas recluidas en Francia en
diferentes campos de concentración. Cuando iba a incorporarse a la
zona central, se produjo el golpe de Casado, que precipitó el final
de la guerra. Al finalizar la guerra estuvo exiliado en Francia,
Argentina y Bolivia, y es en 1957 cuando logra regresar a España.
Fue juzgado por los tribunales militares franquistas y condenado a
cadena perpetua por «auxilio a la rebelión militar». Aunque quedó
indultado, pero fue desposeído de su cargo. También fue profesor y
es autor de diversos libros sobre la Guerra Civil y la ciencia
militar. Finalmente, murió en 1966.
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