Kike Celda Observo atónito los últimos acontecimientos políticos en mi municipio. Veo personas que ocupan cargos públicos nerviosos en las calles y en el nuevo oráculo de la sabiduría municipal-popular llamado Facebook.
El "todo vale" se apodera del día a día de la gestión municipal y de los plenos que no llegan a celebrarse, por obra y gracia de algunos.
A continuación, los ingredientes necesarios para que la situación de un mediano municipio valenciano de algo más de 9000 habitantes se haya convertido en el quebradero de cabeza de periodistas, partidos políticos y, como no, de -nosotros- los vecinos.
Los argumentos expuestos por las partes son: "oposición irresponsable", "gobierno en minoría", "falta de presupuestos", "bloqueo del gobierno" y la adaptación de la famosa frase de la serie de HBO: 2019 IS COMING!
Si todo a todo ello le ponemos el 'topping'de la división interna -dentro y fuera- de los partidos, las dimisiones, las censuras en forma de moción y la crítica vía escaparate y plasma, totalmente desprovista de valores; nos queda un ambiente peculiar que dista bastante de la armonía vecinal.
Es cierto: quedan mientras escribo esta humilde y breve reflexión algo más de 240 días para las elecciones municipales.
¿El fin justifica los medios? No, esto no es Game of Thrones.
Han pasado tres años y pico desde que fuimos a las urnas y parece que ciertos concejales, los y las, se han olvidado del motivo por el cual se presentaron al cargo. Les haré un breve recordatorio de la fórmula del RD 707/1979: "Juro/prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de...". Eso de "conciencia y honor" implica ser responsable, coherente y tener valores personales. No sé para ustedes pero, para algunos, estar en política significa: servicio y ayuda a los demás; una forma de aportar esfuerzo y dedicación al bien común; mojarse cuando nadie quiere hacerlo.
Hay muchas formas para decirlo, pero la de que el servicio público es la mejor forma de servir y no servirse es mi favorita.
Lo que debería ser ayudar a tu vecino, es decir, política municipal -también la vía Facebook- se ha convertido en avaricia, soberbia, y envidia. ¿Los motivos que llevan a ello? Los desconozco.
Personalmente, me llena mucho más que el señor de la Calle Turia que siempre está sentado en su puerta te salude con una gran sonrisa al pasar. Una visión mucho más gratificante y satisfactoria que el poder por el poder.
¿En que momento un pleno de un ayuntamiento se convierte una barricada? ¿Por qué nuestros representantes no se ocupan de mantener las calles limpias y seguras? ¿Es más importante el beneficio político -el suyo- al bienestar de los vecinos? ¿Bloquear la gestión de un ayuntamiento es ético? ¿Son más importantes los colores políticos que el sentido común?
He aquí una batería de preguntas retóricas. Les dejo a ustedes responderlas.
P.D.: Gracias a todos los que hacéis con vuestro trabajo y esfuerzo un municipio mejor, sin vosotros larēs pūblicasería inexistente.
Atte,
Un vecino de San Antonio de Benagéber.
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