Susana Gisbert.
Más de uno estará pensando
que ya estoy otra aquí con el tema de siempre. Sé que soy
insistente, eso que mi madre llama “tenaz” y otros llaman
“pesada”. Pero me da igual. En este caso el fin justifica los
medios, y pienso seguir insistiendo con el problema de la violencia
machista. Porque es necesario.
Acabamos de pasar el día
contra la Violencia de género, algo sobre lo que debe concienciar a
diario, luchar a diario. Sin tregua. No sólo son muchas las muertes,
sino que cada día miles de mujeres sufren en silencio esta clase de
terrorismo, sin que se les haga caso. Y seguro que alguna de ellas
será la próxima asesinada. Y, mientras, la prensa, que además de
un negocio tiene una responsabilidad social, poco o nada dice de este
tema.
Les invito a un “experimento”.
Abran cualquier periódico o vean o escuchen cualquier cadena de
radio o
televisión. Comprueben, en un
día en el que no haya habido ninguna víctima mortal, las veces en
que aparecen referencia a la violencia de género. Excluyan los días
en que haya habido algún acto institucional al respecto, o esos
otros en que interesa mostrar que se ha inaugurado algo o se ha
aprobado alguna ampulosa declaración. Y recuerden el resultado
Ahora hagan otro tanto con las
palabras “crisis” o “paro” en un día cualquiera, un día en
que no se hayan dado cifras oficiales del aumento del desempleo ni el
FMI o la Unión Europea haya hecho ninguna recomendación de las
suyas. Seguro que se encuentran con todo tipo de referencias a brotes
verdes, raíces profundas e inspiradas metáforas por el estilo. Y no
digamos si buscamos la palabra “independentismo” Y sigan
recordando el resultado.
Pero vayan más allá. Y
busquen ahora referencias a la vida y actividades a la vida de algún
hijo de famosuelo que no haya dado un palo al agua en su vida,
llámese Chabelita, Juliancito, Rociíto, Julio José, Kiko, Tamara o
cualquier otro. Por supuesto, en este caso, no es necesario que
busquen un día que no hayan hecho nada, porque eso es cualquier día.
Y ahora, la prueba definitiva.
Busquen el nombre de cualquiera de esos jugadores de fútbol que
cobran una cifra obscena por dar patadas a un balón en un día en
que no se juegue ningún partido. Y me juego lo que sea a que hallan
cumplida información sobre apasionantes actividades tales como si se
ha hecho un nuevo corte de pelo, o un piercing, si ha salido a pasear
con una modelo, o si está triste o le duele la rodilla o la cabeza.
¿No es cierto?
Pues eso. Que la violencia
machista sólo parece importar cuando hay un cadáver caliente. Y aun
así, tampoco demasiado, como no sea que las circunstancias
despierten especialmente el morbo. En lugar de insistir una vez y
otra en que es un problema de todos, en lo importante que es
denunciar si conocemos algún caso, en no fomentar las actitudes
machistas, en que todos somos responsables. Y en que no podemos
conformarnos en hacer un minuto de silencio o en ponernos un lazo
violeta en la solapa..
Porque el silencio es
cómplice. Y yo no quiero ser cómplice de esto. ¿Y ustedes?
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