Sonia Remohí. FOTO VICENTE RUPÉREZ En su currículum fallero no caben
más éxitos: corte de honor de la Fallera Mayor Infantil de Valencia de 1991 y
de la Fallera Mayor (FMV) de 2001 y hermana de la FMV de 1998, Susana Remohí.
Niega, con enfado, que la máxima representante de las Fallas sea una figura
florero: “¡Me ofende que se piense! Merece más respeto porque desempeña un
trabajo no remunerado por amor a su ciudad y a la fiesta”.Cada jurado tiene
sus gustos pero para las niñas pide que sean educadas, con aguante y que
conecten sólo con la mirada y para las mayores, una personalidad “abrumadora,
con ganas, energía y voluntad para ganarse el cariño de los falleros”. Aclara
que no se desmerece sin un espolín, le gustaría recuperar la exclusividad de
las FFMMV de hace unos años que no iban a tantos actos como actualmente, aunque
entiende “la ilusión” que despierta recibirlas. Se queda con Daniela Gómez de
los Ángeles, Covadonga Balaguer, Pepa Oliver, Carmen Sancho y Rocío Gil.
Y metida de lleno en su negocio
de diseño y confección de moda infantil que lleva su nombre, ultima una
colección cápsula para las inminentes preselecciones de cortes de honor a la
vuelta del verano. Con una máxima: “Las niñas son niñas y no mujeres. Menos es
más”. Y algún consejo: medias, no calcetines, o la pierna al aire si hace
calor. Y para la cabeza, mejor lazos o diademas que turbantes, que les tapan
media cara.
Sonia y Susana Remohí fueron
cortes de honor infantil. ¿Qué buscan los jurados?
Cada uno pide algo diferente pero
debe tener unas bases de educación, saber estar y aguantar muchísimo porque se
han multiplicado los actos. Es fundamental tener pasión por las fiestas y que sean
ellas, y no sus familias, las que quieran. La que luego lo pasa bien o mal es
la niña que ha de tenerlo muy claro porque el año es largo.
Ha de conectar con la gente
simplemente a través de la mirada. Es muy importante que sean niñas.
Personalmente me gustan más que
sean niñas y que mantengan la inocencia. Depende la personalidad de cada una
porque las hay pequeñas que son adultas.
Hay una crítica social de que
las cortes se retroalimentan, siempre con preseleccionadas dentro de las mismas
familias.
Al final el círculo se cierra
porque todas tenemos hijas, sobrinas… y nos conocemos. Es difícil que no vayas
a un sector y no tengas relación con alguien.
¿Las cortes merecen más
protagonismo?
Sí y liberarían el papel de la
Fallera Mayor que debe acudir a todo. La exclusividad que ha tenido hace unos
años se ha perdido porque ahora van a todo sí o sí. Yo entiendo que ilusiona
que puedan ir a muchas cosas pero se pierde el impacto.
¿Cómo vestir para las
preselecciones?
Que mantengan su estilo, no vayan
disfrazadas y que tengan variedad. El año pasado contamos con 6 ó 7 niñas
preseleccionadas y nos desbordamos así que este año crearemos como una creación
cápsula que ya estará hecha y así tener todo preparado, con diferentes tejidos.
Su hermana fue FMV ¿No tiene
nada que ver con formar parte de la corte?
Ella fue también corte infantil en el 88. Cambia
muchísimo. Lo más impresionante que he vivido en el mundo fallero fue la
llamada de casa, que no cambio por nada, sobre todo porque no nos lo
imaginábamos. Dos años antes se había presentado y no fue ni corte. Ahora aún
hay redes sociales y vas viendo pero antes no había nada.
Es muy bonito ser corte si tienes
la suerte que he tenido yo.
¿Qué papel tiene que
desempeñar?
Nosotros hemos sido falleros toda
la vida. Yo nací un 2 de marzo y ese 17 me llevaron a la ofrenda y desde
entonces no he faltado a ninguna. En mi casa siempre había gente y lo vivimos
con ilusión y con orgullo.
La convivencia es difícil y hay
que tener mano izquierda porque son días de mucho cansancio, de no comer o
comer demasiado y el humor cambia a la fuerza. Necesitas comprensión y empatía.
Los chóferes y los acompañantes pasan a ser tus padres. Es fundamental que las
familias vayan a una y hagan mucha unión.
¿Con qué perfil?
Ha de ser abrumadora. En cuanto
las llaman tienen como un aura. El conjunto debe ser espectacular, con aguante,
energía, ganas y voluntad porque el cariño de la gente te lo has de ganar.
¿Se ha desbordado el número de
trajes?
Personalmente creo que sí pero a
ver quién llega y lo cambia. No sé si favorece tanto regalo. Igual me he
quedado muy atrás pero no se necesita tanto, aunque no lo critico. Para la
exaltación me gusta farol aunque reconozco que el XVIII favorece más. Me he
hecho un poco friki de las antigüedades y cuando me voy de viaje encuentro
cosas inimaginables: peinadores, puntillas, broches… que piensas: ¿Cómo puede
haber llegado esto a san Sebastián o a Biarritz? Y estas piezas se combinan con
el XVIII.
Una FMV inolvidable.
Covadonga Balaguer, que es la
Fallera Mayor por excelencia y es admirable como mujer y persona. Pepa Oliver,
Carmen Sancho y Rocío Gil me han encantado y Marina lo está haciendo muy bien.
De niñas me quedo con Daniela porque llega a todo el mundo sólo con su sonrisa.
¿Es un florero?
¡Para nada y hasta me ofende que
se piense! Debería ser querida por toda la ciudad y tener más respeto. Ha
habido años en que se ha faltado el respeto porque hoy en día es muy fácil
hablar en redes sociales. Cualquier persona merece una consideración y presta
una enorme dedicación a la ciudad. Es un trabajo no remunerado que se hace por
amor a la fiesta y a tu ciudad.
¿Se desmerece sin espolín?
Para nada. Cada una llega donde
puede y da igual de qué comisión seas. Como si eres de una humilde y te apetece
y puedes llevar un espolín, te lo haces. Respeto todo lo que se haga la gente.
Ahora que se están empezando a
nombrar las falleras de las comisiones. ¿Qué les aconsejería?
Todo depende del poder
adquisitivo y del número de actos que tengan. Pero no pueden faltar vestidos
fondo de armario que se pueden arreglar más dependiendo de los complementos,
uno de gala y otros más sencillos con tejidos como linos o crep.
¿Cómo se inicia en la moda?
Primero empecé con Sacadula, a
través de venta on line y tiendas de moda infantil pero hace dos años y medio
he descubierto, a través de la colección de niños que lleva mi nombre, que lo
que más me gusta es el trato directo con el cliente final, personalizar los
modelos y el tú a tú. Ha ido surgiendo todo a través de amigas y conocidas. Una
amiga, que tenía una hija que era fallera mayor infantil de una falla, me pidió
que le ayudara porque no encontraba nada que le gustara para vestirla. Elegimos
unos tejidos y arrancamos. Me di cuenta que se necesitaba algo más sencillo y
sobrio para que la protagonista fuera la niña y para que el vestido no se la
comiera.
¿Menos es más?
Eso es y tampoco son mayores. Hay
looks que son más para chicas que para niñas.
¿Cuál fue el momento top?
Cuando iba a lanzar la marca,
hablé con Estefanía de Julio porque su sobrina, Daniela, era Fallera Mayor
Infantil de Valencia y me propuso vestirla para la cabalgata de Reyes. Vistió
un tejido de Chanel blanco, como de lana, con tul azul y un cuello de piel
natural. Fue súper sencilla y elegante y llamó la atención precisamente por
eso. El blanco fue un acierto y combinamos con el azul porque era su color
favorito. Daniela tenía la ilusión de llevar algo en la cabeza y se lo
desaconsejé porque no vivimos en Rusia y no hace tanto frío. Pero ella insistía
porque todas sus compañeras de corte iban a llevar pero le aclaré que ella no
era como todas porque era la Fallera Mayor Infantil de Valencia. Le hicimos un
mini tocado de tul azul y paniculata que combinó con una trenza deshecha.
¿Es fundamental llevar algo en
la cabeza?
Me gustan los lazos y las
diademas pero en su justa medida porque a veces no requiere nada. En ocasiones,
los turbantes dan la sensación de que van vendadas y que se comen la cara.
¿Viste a una niña al entrar
por la puerta?
Enseguida me imagino qué color le
puede favorecer más. Tuve el caso de una niña a la que vi que había que
vestirla de azul turquesa y la madre me dijo que nunca hubiera pensado llevarla
así. La niña estaba espectacular. Siempre me gusta escucharlas más a ellas que
a las madres. Tienen que ir cómoda y siempre les pido opinión.
¿Qué volumen dar?
No veo el cancán pero en general
hay que buscar la opinión de las niñas porque cuando empiezan a ser
preadolescentes, se involucran mucho en lo que quieren. Los vestidos me gustan
más bien cortitos. Y si es verano, no llevar medias sino la pierna natural.
Una niña de comunión es…
Muy sencilla y que vaya cómoda.
Utilizamos muchos plumetis, linos, tules bordados… sin muchos volúmenes. Los
complementos que elegimos son fajines de tul o seda y coronitas de flor
natural. Los botines depende si la niña lo quiere. Yo soy más de capa con
lazada que chaqueta.
¿Aspira a crecer más?
Quiero quedarme como estoy porque
si no, perdería mi esencia. Todo es respetable pero yo no quiero vender a
tiendas. Cuando tengo a la niña delante veo los colores y los modelos.
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