Vicente Guillem.
Vicente Guillem, frente al IVO.
El jefe de Oncología del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), Vicente Guillem, radiografía el tumor maligno más frecuente entre los varones españoles, con 30.000 nuevos casos cada año. No da la cara inmediatamente pero si ya tiene 60 años y presenta dificultad al orinar con pérdida de fuerza, urgencia sobre todo nocturna, y sangre en orina o en semen y su PSA se sitúa por encima de4 ng/ml, se dispara la sospecha. Pero, ¡ojo!,a diferencia de la mama o del colon, no disponemos de un cribado absolutamente fiable porque la determinación de PSA puede producir falsos positivos “con sobretratamientos en casos que nunca habrían causado problemas clínicos”.
La cruz es su alta incidencia pero la cara, su elevada supervivencia, de un 80% con un índice de recaída por debajo del 20%.
¿Qué incidencia tiene?
Es el tumor maligno más frecuente en el hombre en España y el segundo, después del cáncer de colon, si tenemos en cuenta ambos sexos. Alrededor de un 10% de los hombres desarrollarán cáncer de próstata a lo largo de su vida. Cada año se diagnostican en España más de 30.000 nuevos casos y casi 6.000 pacientes fallecen por esta enfermedad anualmente.
A más edad, ¿más riesgo?
En efecto, el diagnóstico aumenta con la edad. Es poco frecuente por debajo de los 50 años. El 75% de los casos se diagnostican entre los 55 y 75 años, con una media de 66 años. Igualmente, la mortalidad por cáncer de próstata crece con la edad, ya que más del 70% de las muertes se producen por encima de los 75 años.
Se calcula que entre el 30 y el 60% de las autopsias en varones mayores de 60 años presentan cáncer de próstata sin diagnosticar aunque hayan muerto por otras causas.
¿Qué síntomas deben ponernos en alerta?
No suele debutar con ninguno en estadiosiniciales. En otros más avanzados puede presentar sintomatología inespecífica similar a cuando se tiene una hipertrofia benigna de la próstata: dificultad para orinar, pérdida de fuerza en el chorro de la orina, urgencia de orinar con más frecuencia, sobre todo de noche osangre en la orina o en elsemen. En ocasiones, cuando la enfermedad está diseminada, el paciente puede presentar dolores de huesos por la presencia de metástasis óseas.
¿Cómo se diagnostica?
Debe sospecharse en cualquier varón mayor de 60 años que presente alguno de los síntomas descritos previamente y/o que tenga unas cifras de PSA por encima de 4 ng/ml.
Existe una gran correlación entre el aumento de PSA (más de 4 ng/ml) y la presencia de cáncer de próstata, además, a mayor PSA mayor posibilidad de tenerlo.
Ante una sospecha debe realizarse tacto rectal, ecografía prostática y una biopsia que lo confirme o descarte.
¿Se puede curar?
Es un tumor curable, fundamentalmente en estadios iniciales, mediante cirugía y/o radioterapia. Cuando el tumor se ha diseminado y presenta metástasis la enfermedad es incurable, pero responde muy bien a los tratamientos hormonales, y en mayor o menor grado es posible cronificarla.
Existe una gran variación en la evolución. Mientras unos son poco agresivos y de crecimiento muy lento, y por tanto con largas supervivencias, incluso sin tratamiento, otros son muy agresivos, presentan metástasis pronto y supervivencias cortas.
En la actualidad, la supervivencia a 5 años para los pacientes con enfermedad localizada es mayor del 95%, mientras que si está diseminada no supera el 35%.
¿Cómo se trata?
Para la enfermedad localizada, el tratamiento puede variar desde la vigilancia activa sin tratamiento a la cirugía radical o la radioterapia o braquiterapia. La elección del tratamiento debe hacerse de forma individualizada y decidido por un equipo multidisciplinar (urólogos, oncólogos médicos, radioterapeutas, patólogos…) y contando siempre con la opinión del paciente informado. Es muy importante tener en cuenta:
-Las características del paciente (edad y otras enfermedades asociadas, muy frecuentes a esas edades) y del tumor (extensión y grado de agresividad de Gleason).
-A pesar de que los tratamientos pueden ser curativos, más del 30% de los casos diagnosticados por PSA son cánceres poco agresivos, que probablemente nunca cursarán con síntomas y que no provocarán la muerte del paciente, se le trate o no.
-Los distintos tratamientos presentarán en mayor o menor grado efectos secundarios importantes, temporales o definitivos, que alterarán la calidad de vida de los enfermos, como son impotencia, incontinencia urinaria, disminución de la líbido…
En el caso de la enfermedad diseminada el tratamiento de elección suele ser la hormonoterapia. Aunque en esta situación las técnicas no son curativas, actualmente se han desarrollado nuevos fármacos con gran eficacia y capaces de aumentar la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes.
¿Podemos hacer cribados, como en la mama o el colon?
A pesar de la gran correlación entre niveles de PSA y cáncer de próstata, y de que la supervivencia y el porcentaje de curación de los pacientes es mayor cuanto antes se diagnostique, existe una gran controversia científica sobre la conveniencia o no de realizar programas de despistaje de cáncer de próstata con PSA en la población general. Los estudios realizados en este sentido no han demostrado claramente una disminución de la mortalidad en los pacientes estudiados.
La determinación de PSA conlleva un mayor porcentaje de tumores localizados y por tanto potencialmente curables, pero también puede producir un alto porcentaje de sobrediagnósticos de cánceres de próstata, lo que conocemos como falsos positivos y sobretratamientos en casos que nunca habrían causado problemas clínicos.
En la actualidad la mayoría de las sociedades científicas aconsejan hacer determinación de PSA solo ante sospecha oncológica, factores de riesgo o como despistaje tras comentar con el paciente ventajas e inconvenientes.
¿El riesgo de recaída es elevado?
Como hemos comentado, es poco agresivo y responde muy bien a las distintas clínicas: cirugía, radioterapia y hormonoterapia. El porcentaje de recaídas, tras un tratamiento local, oscila entre el 15-20% de los casos, por lo que es uno de los tumores que más se curan. La supervivencia a los 5 años se sitúa entre el 76 y el 80%, que sube al 95% en estadios iniciales y al 90% a los 10 años. En pacientes con metástais no supera el 30% a los 5 años pero son los diagnósticos menos habituales.
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