Murgui al aparato. FOTO EPDA Nos dice nuestro amado y único Presidente del Gobierno de España Don Mariano “que la crisis es cosa del pasado”. ¡Que alegría más grande que sea cosa del pasado, y que buena noticia que no sea del futuro. ¡Menos mal! Es un balón de oxígeno en esta agitada España que más bien del siglo XXI parece la del “Lazarillo de Tormes” y las novelas picarescas de aquella época que estudiábamos en el pretérito cuarto de Bachiller.
Y efectivamente la crisis es cosa del pasado para aquellos que jamás perdieron su nómina.
La crisis es cosa del pasado para aquellos que conservan su puesto de trabajo y que aun viéndolo peligrar se han podido agarrar a él contra viento y marea para no perderlo.
La crisis es cosa del pasado para todos aquellos que fieles y sumisos a las doctrinas políticas tienen su nomina de las “arcas de la paupérrima” administración o sistema destrozado.
La crisis es cosa del pasado para los privilegiados que jamás tuvieron crisis, y así estaría enumerando un montón de situaciones conocidas por todos, y recordadas por muchos, los que jamás descendieron del coche oficial, o que jamás les afectaron los recortes que se aplicaron a mucha gente de la clase trabajadora que sufrió sobre sus carnes la triste y dura experiencia de no llegar a fin de mes o no poder atender las necesidades más vitales de su familia.
Por otra parte, las cifras conocidas por todos y según las noticias, podemos pensar que la crisis no es cosa del pasado para los 5,5 millones de parados con una tasa del 23,67 %. La crisis no es cosa del pasado cuando los salarios son cada vez más bajos y la crisis no es cosa del pasado cuando uno de cada cinco habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza.
Eso no es cosa del pasado, y esas cifras a ocho días vista de la Navidad, me invitan a compartir el desespero, la tristeza, la ansiedad y la angustia de esas personas que siguen buscando comida en los contenedores, de esas colas que siguen alimentándose de las Casas de Caridad o de Cáritas o de esas 400.000 personas a las que han afectado los desahucios y cuyas previsiones no tienen fin.
Don Mariano, la crisis es cosa del pasado para mucha gente, al igual que muchos vendedores de coches, empresarios de la construcción, y empresarios de otras índoles tienen grandes esperanzas en el 2015, pero para esos niños desnutridos, uno de cada cinco en algunas Comunidades Autónomas, para esos niños y esas madres la crisis y la pena sigue estando ahí.
Al igual que para aquellos engañados del sistema que fiándose de falsas promesas perdieron su puesto de trabajo, es muy grande la lucha contra toda clase de violencia, porque ninguna violencia tiene justificación que la sustente, ¿pero quién justifica la pérdida de puestos de trabajo a causa de los desastres que hoy leemos en todos los periódicos fruto de los gestores que administraron las empresas? ¿Dónde está la integridad de los dirigentes? ¡COMO LANZABAN LAS CAMPANAS AL VUELO! Y ahora después de dos mil días vemos los amargos resultados.
Y nos consolamos pensando que la crisis es cosa del pasado. No señor, la crisis es del presente, la crisis es el hijo de aquellos que la provocaron, y que en algún momento pensaron salir indemnes de la misma, y la crisis es el mayor pecado que pesará sobre la conciencia despiadada de aquellos hombres o mujeres que agachaban la cabeza ante aquellos a quienes destrozaron sus vidas por cometer el pecado más grande de la historia que fue ser fieles y trabajar por sus empresas a cambio de su retribución merecida.
La crisis será cosa del pasado cuando los delitos sean juzgados y los culpables den la cara con su hacienda ante el mal ocasionado al mundo. No hay ni plata ni oro que pague la desazón de los que han vivido con intensidad la pérdida de su puesto de trabajo y el silencio del mundo.
La crisis ha desparecido de los que jamás la tuvieron… pero que crisis tan amarga para los que la conocieron cara a cara y se adueño de sus vidas. ¡Felicidades Presidente si los números son buenos y la esperanza mejor, seguramente la crisis será cosa del pasado! Pero si el paro sigue así, los prestamos no se devuelven porque el ciudadano no tiene ingresos, y la corrupción no se acaba, la maldita crisis seguirá azotando al pueblo, y los visos de recuperación no llegarán a la meta que es necesario que lleguen para que los detecte el HONRADO ciudadano de a pie.
Estamos en Navidad, precisamente lo que celebramos en Navidad es la venida al mundo de un ser que dio su vida por cerrar todas las crisis del mundo a cambio de su amor. Según nos dice la Biblia el precio para rescatar la humanidad fue su sangre… Pensemos el precio que tiene hoy la humanidad… ¡Todos somos responsables de la gestión de la crisis!
Y hagamos estos días el esfuerzo de cuando nos sentemos en la mesa, pensar en las mesas de los que no tiene nada y a nadie… esos son los preferidos de Dios
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