Laura Casans. Ya
estamos en Mayo, han pasado 11 meses desde que esta ciudad cambiara
de color político, desde que se produjera el “tan ansiado cambio”,
y todavía estamos esperándolo.
Once
meses que pueden dar para mucho, para iniciar acciones políticas que
repercutan en los ciudadanos, para emprender nuevos proyectos con una
clara incidencia social, para elevar las protestas históricas -de
los partidos políticos del “cambio”- a los estamentos debidos,
…un sinfín de acciones encaminadas, en definitiva, a la mejora de
la ciudad.
Pues
bien, cuando miro hacia atrás las conclusiones son varias y no
precisamente positivas. En primer lugar, me maravillo al descubrir
cómo se puede hacer tan poco en un periodo de tiempo largo, casi un
año. Espero que este equipo de gobierno, siendo el más caro de la
historia, con 16 liberados, se esté dando cuenta que gobernar
significa algo más que aparecer en prensa y asistir a actos
sociales, eso solo es la punta del iceberg. El trabajo duro se
realiza todos los días, por un grupo de personas que reman en la
misma dirección. No es suficiente con declarar que la ciudad es
acogedora, debemos hacer que sea acogedora.
Esto
me lleva a otra interesante reflexión, capitanear esta ciudad no es
fácil, de esto también espero que se esté dando cuenta el Sr.
alcalde. Para hacer que la maquinaria funcione todos los días se
precisa un equipo con un único pensamiento, y a una persona capaz de
llevarlo a buen puerto. En el particular tripartito, que se ha
conformado para gobernar el ayuntamiento, intuyo varias dificultades,
una es el poco grado de entendimiento y otra es que su jefe de filas
pretenda llegar a más cosas de las que es capaz. Me recuerda ese
dicho que dice “el que mucho abarca poco aprieta”. En esto no
basta con ondear una bandera.
Y
para terminar, hago referencia a la tan manida “participación”,
una de las palabras más usadas por estos partidos, en este caso ¡ni
está ni se le espera!. Lo único que puedo decir es que, en los
meses de gobierno “del cambio” el Gran Cambio ha sido que hemos
pasado de tener un ayuntamiento colaborador, abierto y cercano, no
sólo con todos los grupos políticos sino con los agentes sociales,
culturales, etc, a darnos de bruces con el más opaco de todos los
ayuntamientos de la democracia. Cero diálogo, cero transparencia,
cero comunicación.
Por
ello, y mucho más, sigo esperando el “cambio”.
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