El Movimiento del 15M ha hecho Historia. Hoy se ha demostrado que la inmensa mayoría de los indignados con el Sistema, en especial con políticos y banqueros, son gente pacífica, que ha demostrado que se pueden cambiar las cosas sin violencia. Con la manifestación de hoy en Madrid, Barcelona, Valencia y otras ciudades españolas, ha quedado patente varias cuestiones:
1. No son cuatro gatos
2. Hay gente de todo tipo, edad y condición social
3. Políticos y banqueros deben tomar buena nota
La crisis y los 5 millones de parados han movilizado, por fin, a una buena parte de la sociedad española, que ha dicho 'basta ya' a otra serie de cuestiones y han realizado propuestas ineludibles como:
1. Los que han provocado la crisis deberían asumir responsabilidades y no el pueblo que la sufre: los banqueros y el sistema financiero. Debería cambiarse la legislación para que quede automáticamente anulada una hipoteca cuando una persona pierde su vivienda por imposibilidad de pago
2. La democracia real obliga a cambiar el sistema electoral; el techo para obtener representación debería bajar al 3% y el Senado debería convertirse en una verdadera cámara de representación territorial o, de lo contrario, desaparecer. No es comprensible ni admisible que los partidos nacionalistas obtengan más representación en el Congreso de los Diputados, con menos votos, que formaciones como IU o UPyD, por poner sólo dos ejemplos. Se deberían promover las listas abiertas
3. La corrupción debería ser fuertemente castigada; hoy no sucede
4. Europa no puede sacar adelante el Pacto del Euro si esto lo que supone en realidad es el recorte del Estado del Bienestar, que perjudicará principalmente a los países que están en crisis, como Irlanda, Grecia, Portugal y España. Ésa no es la solución a la crisis, sino que la prolongaría. Estoy de acuerdo en que se debe aumentar la productividad pero no a base del recorte salarial o de trabajar más horas.
Soy contrario a culpar a todos los políticos de todos los males de este país, aunque es cierto que los partidos han hecho méritos suficientes para que la ciudadanía los vea como los únicos culpables. No son los alcaldes, concejales y la inmensa mayoría de dirigentes políticos los responsables, que son honrados y trabajadores, pero sí los aparatos de los partidos, unos pocos dirigentes que quieren mantener los privilegios de los que gozan todos cuando ganan las elecciones.
Es el momento del cambio, de la revisión, de una mayor democracia. Es el momento de realizar gestos y reducir privilegios. O la revolución tomará otro cariz.
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