Sergio Muniesa. Cada
vez que se acerca el mes de abril, tenemos en el Ayuntamiento la
propuesta de Esquerra Unida que ahora gobierna en nuestra ciudad para
conmemorar el “87 aniversario” de la proclamación de la Segunda
República. Como ven una efeméride muy señalada.
Vaya
por delante que desde mi grupo, y así lo dijimos en el pleno,
condenamos el alzamiento militar del 36, como condenaríamos
cualquier otro militar o del orden que fuera que pretendiera acabar
con un régimen democrático otorgado por todos los españoles, que
ofrece un marco legal de igualdad, justicia, libertad y pluralismo
político.
Pero
la condena no tiene que ver con lo que tiene de trasfondo y querer
convertir un día, el 14 de Abril, en “una fecha reivindicativa
para reclamar el derecho a la República” y que “ondee la bandera
republicana en la sede consistorial y en la Tenencia de Alcaldía”,
algo esto último, que además es ilegal.
Más
allá de las cuestiones históricas y de sentimientos que hacen que
nuestro país se rasgue en dos cuando de recordar estos episodios se
trata, hay un hecho innegable que se centra en convertir el
Ayuntamiento, la casa de todos, en portavoz de una parte que
reivindica la República como modelo de Estado.
Desde
1978, tenemos una Constitución votada mayoritariamente por todos los
españoles que determinó que España se constituyera en una
Monarquía parlamentaria. Que EU reivindique el derecho a la
república, faltaría más, ese es su ideario político, y se lo
garantiza la Carta Magna, pero desde su partido, no desde la
institución.
Lamentablemente
desde que gobiernan estos gobiernos del cambio, y Quico Fernandez y
sus socios no son una excepción en el ámbito local, la idea de
gobernar para todos y mantener a la institución en la neutralidad
política se ha olvidado y se la utiliza de una manera absolutamente
partidista.
El problema es que mientras Quico
Fernández autoriza con sus votos a que ondee la bandera republicana
en el Ayuntamiento, impide a su vez que los pendones de Semana Santa
por ejemplo se coloquen en el balcón de la tenencia y del
Ayuntamiento, pese a que además se trata de una Fiesta de Interés
Turístico Nacional . Que poco apoyo y respeto.
Dicen
que no los cuelgan porque somos una ciudad y un ayuntamiento laico, y
si somos un ayuntamiento laico ¿por qué se sientan en primera línea
en los bancos en la Iglesia en la celebración del Domingo de Ramos
como autoridad municipal?. Que falta de respeto y que laicidad más
interesada.
Y
más cuando meses antes votan en el pleno el laicismo de nuestra
ciudad y dicen a asociaciones e instituciones que nos han invitado en
nuestra condición de concejales que no podemos.
Solo
podemos asistir como creyentes y no como cargos públicos en sus
actos. En un intervencionismo dictatorial sin precedente en nuestra
ciudad. Cuando, mas allá de las creencias de cada uno, la multitud
de asociaciones que nos invitan a participar de sus festividades que
con tanto esfuerzo organizan y mantienen, lo hacen como un acto de
cortesía que nosotros aceptamos gustosamente para demostrar nuestro
apoyo a cada una de sus actividades, independientemente de nuestras
creencias, gustos o aficiones. Eso es creerse de verdad que se
gobierna para todos.
Intentan
con esto dos cosas: evitar nuestra presencia en procesiones y otros
actos religiosos y sobre todo evitar tener que asistir ellos,
olvidando que gobiernan para todos. Esa es la hipocresía social que
nos gobierna.
Si
no se colocan los pendones de la Semana Santa porque las
instituciones son laicas; si somos una Monarquia parlamentaria, ¿Por
qué se hace ondear la bandera de la República? El clientelismo que
hace gala ante sus socios de gobierno Quico Fernandez y su Compromís,
no tiene límites.
Un
alcalde representa a todos, a los que lo votaron y a los que no.
Representa
a nuestra ciudad pero le viene grande, a él y a sus socios.
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