Vicent Sanchis. El ya conocido Barcenasgate ha irrumpido en la agenda política como un huracán. Sus vientos de sospecha han puesto patas arriba la agenda política del PP sembrando el desconcierto y la desconfianza entre sus militantes. Han tardado casi tres días en confeccionar un argumentario para poder ofrecer a la opinión pública a través de los medios alguna explicación coherente y creíble. Difícil tarea dadas las informaciones que el periódico El Mundo sostiene. Un medio de tal proyección no se la juega a no ser que sus fuentes estén sólidamente contrastadas. Añadamos que El Mundo es un periódico próximo a la derecha y, por ende, poco sospechoso de izquierdoso. En mi pueblo es el que más leen las huestes del PP junto a La Razón o el ABC y esa entiendo que debe ser la tónica general en todo el Estado. Dejando de lado otras elucubraciones lo cierto es que el PP tendrá que aclarar el origen del dinero. Si procede de las llamadas “mordidas”, comisiones o pago de favores a grandes empresas que se aseguraban por esta vía jugosos contratos o lucrativas operaciones especulativas.
El deterioro ocasionado no se circunscribe exclusivamente al ámbito de la formación conservadora. Resulta gravemente dañada la propia percepción que la ciudadanía tiene de la calidad de nuestra democracia sumida en un progresivo deterioro como evidencian las crecientes manifestaciones de desafección y distanciamiento ciudadano respecto a las instituciones políticas y, muy particularmente, a los partidos políticos que, como vienen reiterando las series de barómetros del CIS son percibidos por los ciudadanos como el tercer problema tras el paro y la economía.
Es muy fácil hacer leña del árbol caído. Sin rebajar un ápice la responsabilidad del PP y su obligación de poner blanco sobre negro esta trama, depurando todas las responsabilidades pertinentes para lavar su imagen, procuraremos no caer en la simple y mera generalización. Personalmente, ante hechos de este calado, propongo mantener la cabeza fría y las emociones controladas. Lo impone la necesidad de realizar un análisis mínimamente riguroso y objetivo. Y, más aún, cuando se participa o milita en la formación política opositora que podría incitar a la tentación de obtener unos beneficios electorales derivados más de la caída por deterioro del adversario que de las propias propuestas políticas.
Ustedes se preguntaran a dónde quiero llegar con estas disquisiciones. Sencillamente a no mezclar las churras con las merinas. Y sinceramente considero que entre los indignados, ofendidos y perjudicados por esta vergonzosa trama de corrupción no solo se encuentra la mayoría de los ciudadanos, sino también numerosos militantes del PP que desde su convicción ideológica actúan en el escenario de la política en sus distintos niveles ya sean cargos electos o militantes de base. De esta cleptocracia se benefician unas élites y se avergüenzan cientos de militantes y votantes del PP.
Esta reflexión puede inducir a que alguien la tilde de demagógica. Y podría quedar bajo sospecha si no hablara desde la experiencia personal y teniendo en mente a personas concretas con nombres y apellidos, militantes y cargos públicos del PP, con los que he compartido el ámbito político municipal o autonómico. Pero particularmente en el escenario municipal. Desde alcaldes y concejales de municipios vecinos que se han desvivido por su pueblo, con los cuales no comparto ni métodos ni objetivos pero si me consta su honestidad, hasta numerosos regidores con los que compartí la actividad municipal durante los años que tuve el privilegio de presidir el Ayuntamiento de mi pueblo: La Pobla de Farnals. Y no es esta la primera ocasión que públicamente manifiesto mi reconocimiento por el buen hacer de estos concejales en la oposición. En reiteradas ocasiones, utilizando el canal de comunicación verbal o escrito, he dejado constancia de la firmeza de su oposición que implicaba unos debates de calado en las sesiones plenarias y un ejercicio consistente y riguroso del control del ejecutivo local que me tocó presidir. Pero con un alto sentido de la responsabilidad que posibilitaba acuerdos, ya fueran propuestas formuladas desde el equipo de gobierno como a instancias de la oposición. De todos estos concejales, alguno de los cuáles es hoy un alto cargo de la GV, solo puedo decir que creo firmemente en su honorabilidad y honestidad. Y, más aún, cuando hubo alguna presión sobre el Ayuntamiento para especular por parte de algunos grupos o intereses particulares siempre me brindaron su apoyo del lado de la legalidad y el interés local.
Por consiguiente es apremiante y necesario que el PP depure todas las responsabilidades derivadas del Barcenasgate, del Brugal, de los escándalos de Alicante o del saqueo de EMARSA. Debe hacerlo por el bien de su partido, para no perjudicar la imagen de la democracia y que sea percibida por la ciudadanía como un sistema corrupto cuyas consecuencias podrían ser muy graves si reparten juego a algún salvapatrias y, personalmente, considero que deben actuar con mano firme por el respeto que deben a sus militantes, a sus electos de base y a sus numerosos votantes de buena fe.
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