Mi
pastor alemán Brikin tiene ganas de visitar el país que le da
nombre. Bueno, en realidad es una excusa mía para visitar una de las
ciudades más apetecibles turísticamente de Europa y con múltiples
posibilidades para viajar con nuestra mascota. Una simple
comprobación en un buscador de internet nos abre las ventanas a las
numerosas opciones para disfrutar de la ciudad con nuestro peludo.
Los
inicios de la ciudad se remontan a Carlomago con la fundación del
castillo a las orillas del Elba, su nombre Hammaburg ha derivado en
su denominación actual, Hamburgo, principal puerto marítimo de
Alemania. Sin embargo el pastor alemán es una raza relativamente
nueva, datada en 1899, dentro del grupo de pastoreo creado para
vigilar y agrupar a las ovejas, gracias a su fuerza, inteligencia y
obediencia.
La
legislación alemana nos recuerda la obligación de poseer la
cartilla europea y el chip y vacunas en regla como mínimo con un mes
de antelación. Además si el perro es grande, como el pastor alemán
es recomendable contratar un seguro de responsabilidad civil
(obligatorio para todos los canes residentes). No olvides recoger sus
deposiciones y llevarlo siempre con correa.
Y
para disfrutar de la ciudad juntos tenemos un gran aliado: el
transportín. Pero empecemos por el principio. En el coche es
importante cumplir con las normas de seguridad, bajo ningún concepto
puede ir suelto en el vehículo y disponemos de diferentes sistemas:
el arnés sujeto al cinturón de seguridad en los asientos traseros;
en el transportín sujeto con el cinturón también en el asiento
trasero; en el maletero con una rejilla de separación.
Si
viajamos en avión la opción también es el transportín, pero ¿Cómo
lo metemos si no está acostumbrado?. Unos días antes del viaje le
dejaremos el transportín con su juguete o camita dentro con chuches
para que se meta por su propia iniciativa. Si le ponemos chuches en
el interior facilitaremos su entrada y más si lo repetimos durante
algunos días. El objetivo es que reconozca el transportín como su
habitación, tanto si estamos en casa como en un hotel o en el coche…
Para
que se acostumbre a estar en el transportín tras unos días de
entrada con chuches lo cerraremos unos minutos con un juguete para
que esté tranquilo. También podemos hacer pequeños recorridos en
el coche con nuestro peludo en el transportín, y así cuando
salgamos nuestra mascota también estará a punto para disfrutar de
las vacaciones perrunas. Podemos ponerle un empapador por si acaso.
Recordad
que si viajamos en coche hay que parar cada dos horas y media para
que nuestro peludo pasee y haga sus necesidades.
Nada
más llegar iremos al puerto, los entresijos de una ciudad convertida
en almacén, conocida como Speicherstadt que han sido convertidos en
centros comerciales, culturales y de ocio; y visitaremos el lago del
Alster, con una extensión como el principado de Mónaco; y
descubriremos la ciudad más verde de Europa con sus huertos de
frutas y verduras. Y por la noche, St Pauli, el barrio en el que se
estrenaron The Beatles. Un plan muy apetecible.