Adrià, su sobrino y Duke. EPDA Duke,
de color negro, con una mancha blanca en el pecho y otra en el hocico,
de tamaño pequeño y unos dos años de edad, es un perro con suerte. Tras
quien sabe cuánto
tiempo sufriendo el infierno del abandono, la fortuna de Duke cambió el
día que la Protectora de Animales lo recogió de la calle, desnutrido y
tembloroso, a principios de 2017. Solo un día más tarde, la suerte de
Duke se multiplicó por mil cuando sus ojos
tristes se cruzaron con los de Adrià Sánchez, un joven músico de
Burjassot, director de Banda y Profesor de Lenguaje Musical, quien no
había tenido mascota antes por haber vivido fuera durante años. El 27 de
enero de 2017, Adrià visitó la Protectora solo con
el ánimo de hacer una primera visita pero, tras toparse con Duke y ver
el estado en que se encontraba, Adrià sintió un deseo instantáneo de
llevárselo a casa. Su hermano, quien también recogió a su perro Trancos
de la calle y su cuñada, veterinaria, le animaron
en su decisión.
Hoy, solo unos meses después, Duke es un perro feliz, “extremadamente sociable y afectivo”, según Adrià, quien añade que “yo
creo que reconoce y recuerda lo
mal que lo ha pasado y ahora me agradece su bienestar con creces. Está
sano, fuerte y es muy bueno, se acerca a todos los perros y a las
personas con ganas de jugar, no ladra ni gruñe a nadie, pero corriendo y
jugando es incansable. Y lo mejor para nosotros,
los humanos, es cómo el animal te devuelve lo que has hecho por él en
forma de cariño, compañía y agradecimiento, en forma de amor
incondicional”.
Como
la historia feliz de Duke y Adrià, hay afortunadamente muchas otras,
pero lo cierto es que los milagros de las adopciones se producen en el
marco de una realidad
terrible y muy preocupante en España que se llama abandono animal.
Según los últimos datos recogidos y analizados por la Fundación
Affinitty, más de 137.000 animales, entre perros (104.501) y gatos
(33.330), fueron abandonados y recogidos por protectoras en
el año 2015. Los datos de 2016 aún no han salido pero apuntan a una
misma dirección. En Burjassot, la Sociedad Protectora de Animales de
Burjassot (SPAB), con la incondicional colaboración de la Concejalía de
Bienestar Animal, que dirige la concejala Olga
Camps, trabaja a nivel local, haciéndose cargo de todos los animales,
perros y gatos, que se abandonan en el municipio.
Creada
en 2008 y conformada en la actualidad por 145 socios y socias, la SPAB
es una familia de personas voluntarias que, movidas por su respeto hacia
los animales y por
su sensibilización ante el abandono y el maltrato animal, llevan
trabajando nueve años en los barrios de Burjassot, recogiendo a los
animales que se abandonan y haciendo una ingente labor por encontrarles
un nuevo hogar. Y el trabajo no cesa. En 2016, en Burjassot
se abandonaron 63 perros y 137 gatos. Según el presidente de la SPAB,
Juan Carlos Martínez, “en este último año, hemos observado que la
población está algo más concienciada contra el abandono de mascotas
pero, por contra, el número de camadas no deseadas,
tanto de perros como de gatos, ha aumentado considerablemente y este
hecho ha desbordado la situación, que podría ser mucho más favorable si
la gente se convenciera y optara por la esterilización de sus mascotas”.
Hay dos motivos principales por los cuales
muchas propietarios/as se resisten a esterilizar a sus mascotas. Uno
pasa por la creencia errónea de que es bueno para el animal tener al
menos una camada. Y el otro es el coste económico que supone una
esterilización. Pero tanto como para el área de Bienestar
Animal, como para la SPAB como para las clínicas veterinarias del
municipio “no hay excusas. A no ser que deseemos que nuestra mascota
críe y responsabilizarnos de sus crías, la esterilización es la mejor
opción, tanto para el animal y para su salud, como
para nosotros”. Además, destaca la edil Olga Camps, “periódicamente, la SPAB junto con las clínicas implicadas, y con la colaboración del Ayuntamiento,
realizamos campañas de esterilización, con las cuales la dueños/as de mascotas se pueden beneficiar de descuentos importantes”.
El
abandono animal es una forma de maltrato y no pude ser una opción.
Además, estas fechas, las veraniegas, son críticas, pues muchas
mascotas, regalos de Navidad, se
convierten en animales vagando por calles y carreteras, mientras sus
dueños se van de vacaciones. En la SPAB y en Bienestar Animal se trabaja
sin descanso, buscando casas de acogida y sensibilizando a la población
de que opte siempre por la adopción, en lugar
de por la compra. Pero previamente, la educación es fundamental. Las
personas que deciden hacerse con una mascota deben tener asumido que han
adquirido una responsabilidad total para con el animal, que ni es un
regalo ni es un juguete. Es un ser vivo que merece
respeto y cuidados. Por tanto, antes de hacerse con una mascota por
impulso o por ilusión temporal, deben valorarse todas las
responsabilidades que esta opción conlleva y, solo si todas ellas se
pueden asumir seriamente, entonces tener una mascota.
Malena
Romeo Bartual, una joven bujassotense estudiante de Animaciones y
Actividades Físico Deportivas, junto con su familia, son un ejemplo de
responsabilidad y amor
para con el animal que vive y convive con ellos, sin duda un miembro
más de la familia. Se trata de Joy, una perra con suerte, igual que
Duke, puesto que salió adoptada de la SPAB, el pasado octubre de 2016.
Joy es uno de los 52 perros que salieron adoptados
de la SPAB el año pasado, junto con 85 gatos. Malena tiene dos cosas
muy claras. Una es que, para ella, sin duda es cierto el dicho de que el
perro es el mejor amigo del hombre. Y la otra, tal como ella misma ha
recalcado es que “jamás compraría un animal.
Es absurdo gastarse el dinero cuando hay miles de perros que necesitan
un hogar y que están deseando encontrar una familia donde sentirse
queridos”. De hecho, Malena y sus padres son reincidentes. Ya adoptaron a Lola, hace 6 años y ahora Joy se ha convertido
en su mejor compañero de juegos y de vida.
Ante
la pregunta de qué medidas o acciones se pueden tomar para acabar con
el abandono y para incentivar la adopción, Malena opina que una buena
manera sería “que la
gente pudiera ver en directo a los animales cuando éstos están
esperando a ser adoptados, ver su estado y su necesidad de cariño. Quizá
una buena iniciativa sería organizar Jornadas de Puertas Abiertas con
la SPAB dirigidas a colegios, asociaciones, etc…Y,
por otra parte, creo que las sanciones por abandono animal deben ser
más severas”.
Antes
de que Joy fuera formalmente adoptada, Malena y su familia fueron “casa
de acogida del animal”, lo que es un estado intermedio antes de la
futura adopción o no.
Ser casa de acogida significa llevarse al animal a casa y tenerlo
durante unos días, los que marca la SPAB, para ver que el animal se
adapta a su nuevo entorno, para ver que se adapta a la posible presencia
de otros animales y para dar tiempo a las personas
que lo tienen en casa a decidir si la final adopción es la mejor opción
para todos. En el caso de Joy, y como ocurre en muchos otros caso, tras
pasar los días de prueba, ya nunca más salió de casa de Malena. “Sin
duda, ahora, nuestra vida con Joy es mucho
más feliz, nos aporta cariño sin parar y momentos inolvidables y,
además, vemos que Lola está mucho mejor con su nueva compañera. Y lo que
tenemos claro es que, si tuviéramos una casa más grande, adoptaríamos
otro perro, sin dudarlo!”
La
creación de la Concejalía de Bienestar Animal, en 2015, hacía de
Burjassot la segunda ciudad española, junto con Santiago de Compostela,
en tener una concejalía exclusivamente
dedicada al cuidado, la protección y el bienestar de los animales. A la
existencia de dicha área municipal, y al trabajo diario de los
voluntarios y voluntarias de la SPAB, se suma también la colaboración de
la Unidad de Protección Animal de la Policía Local
de Burjassot (UPAN), una de cuyas líneas de trabajo es realizar charlas
de concienciación contra el abandono y por la adopción en los colegios,
entre los más pequeños.
El
trabajo de las entidades se suma a la sensibilidad de numerosos
ciudadanos y ciudadanas que, como Adrià y Malena, deciden, con
responsabilidad, rescatar a perros y
a gatos abandonados, para proporcionarles hogar, cuidados y amor, un
amor que por parte del animal afortunado que encuentre dueño y casa,
como es el caso de Joy, Duke y afortunadamente tantos otros, se
convertirá en incondicional.
Burjassot
debe convertirse en un municipio con cero abandonos y es
responsabilidad de todos y todas, luchar por conseguir este objetivo.
Contra el abandono, por la adopción.
En verano y siempre.
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