Estoy
preocupado. Cristiano
Ronaldo quiere irse del Real Madrid. Con lo que este chico
aporta, desinteresadamente,
a nuestra sociedad, ¿cómo se le ha podido ocurrir a Hacienda
pedirle que se
ponga al día en sus obligaciones tributarias?
Pues sí, es
triste, pero no son
pocos quienes lo piensan y lo dicen así. Si fuese un político,
habría que acabar
el día con sus huesos en la cárcel. Si fuese nuestro vecino,
aprovecharíamos
cualquier ocasión para ponerlo a hoja de perejil. Pero siendo
un futbolista, y
galáctico para más señas, debemos comprender que lo estresado
de su vida le
puede llevar a olvidarse catorce millones de euros en sus
obligaciones fiscales.
Es vergonzosa
esa variedad de
varas de medir que aplicamos según quien sea el protagonista
del asunto. ¿Recuerdan
aquel planteamiento, tan simpático, de Lola Flores cuando dijo
que si cada
español ponía una peseta, ella pagaba su deuda con Hacienda?
Muchos también podríamos
pagarlas y la “derrama” saldría mucho más barata para cada
español.
Lo curioso es
que hay quien ha
aprovechado esta situación para darse cuenta de que el sistema
tributario
español es confiscatorio. ¿Pero lo dicen por Ronaldo? Pues no.
El sistema
tributario español es confiscatorio para aquellas familias a
las que les viene
justo pagar la compra semanal el día 20 de cada mes, tras
soportar IVAs,
retenciones de IRPF y demás impuestos. Confiscatorio es para
quien, tras
recibir una herencia, se encuentran con que tienen que pagar
innombrables
cantidades de dinero para quedarse con los bienes que sus
padres consiguieron
tras una vida de trabajo. Si la confiscatoriedad para todos
tuviese el mismo
nivel que tiene para Ronaldo, otro gallo nos cantaría.
Seamos
coherentes y empecemos a
ver quiénes son los verdaderos héroes de esta sociedad, que no
son otros que aquellos
que, silenciosamente, trabajan cada día, pagan sus impuestos,
cumplen con las normas
sociales e intentan aportar su esfuerzo para mejorar este
país.
Lo otro son
divos, malcriados y
caprichosos que solo saben utilizar el chantaje emocional
cuando las cosas se
les ponen cuesta arriba. Y que nadie me venga con el cuento de
su compromiso
social. Si quieren un ejemplo de verdadero compromiso, miren a
Amancio Ortega y
ahí tienen cómo lo están tratando.
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