Francisco Adán.
Las diferentes formaciones políticas. Siempre he presumido de tener amistad
con gente que piensa distinto a mí. Me resulta enriquecedor escuchar
diferentes posturas que, sí, moldean y han moldeado mi forma de
pensar. Tras las elecciones en Reino Unido sobre la salida de la UE
y, al ver el resultado, dije que la mayoría no siempre tiene razón
y que consideraba una mala decisión para la UE y para los propios
ingleses que se salieran de la Unión por la victoria de un mensaje
ultra nacionalista y populista.
La democracia implica libertad de
elección y esta necesita, obligadamente, estar acompañada de
información y formación. Por lo tanto una decisión tomada en base
a un engaño o a una población no suficientemente formada puede ser
legítima pero no válida. En derecho se le podría llamar “vicio
en el consentimiento”.
En el referéndum de Reino Unido,
muchos de los que votaron su salida, lo hicieron en base a premisas
falsas que más tarde reconoció como tales el propio Boris
Johnson. Hechas estas salvedades me trasladaré a la indecente
campaña que cierto sector de la Izquierda, sobre todo y ante todo
aquella que deriva del entorno de Podemos y sus confluencias, están
ejecutando en redes sociales sin el menor atisbo de remordimiento.
La deslegitimación violenta del
votante del PP denota un profundo espíritu antidemocrático que
parece que los que, con mayor o menor rubor, han votado al PP por la
razón que sea, tengan que soportar con estoicismo. Esta terrible
coacción democrática ( uso el epíteto para no caer en la calumnia)
supone un salto cualitativo en la campaña visceral que Pablo
Iglesias ha intentado ocultar a lo largo de toda su carrera política
pero que se descubre en algunos de sus videos.
Las frases contra las personas mayores
( presumiblemente, todas ellas, votantes del PP) son tan sangrantes
como ignominiosas, la persecución del simpatizante o del votante es
de un estado totalitario, razón por la cual me alegro enormemente de
que Iglesias no sólo no haya sobre pasado al PSOE sino que haya
perdido votos.
¿Cómo puedo escuchar o leer con
respeto y empatía, a gente cercana a mí, que soy culpable de “un
país de mierda”, “de ser un delincuente” o , simplemente, de
ser el posible objetivo de una represaría violenta y seguir
manteniendo , no ya la amistad, por lo menos con educación y civismo
por esa persona?.
¿En qué momento era obligado que
Podemos tuviera que ganar las elecciones? ¿en qué momento Podemos
representaba el cambio a una España mejor? Esa obligatoriedad ha
hecho pasar de, tener que analizar el “qué hemos hecho mal” –
reflexión de los que no descargan sobre los demás los propios
fracasos de la vida- a “no necesitamos convencer a nadie,
simplemente no hay que permitir que voten a otros” que es algo que
sucede en los países donde existe una democracia enmascarada; una
democracia de nombre disfrazada con violencia al opositor.
¡Qué mal lo ha debido hacer la
oposición como para que el PP no solo ganara las elecciones sino que
además, recuperara votos!.
La temeridad llega hasta el punto de
que se ha dejado caer, por suerte sin muchos apoyos políticos, que
las elecciones ha habido pucherazo, aunque dicho pucherazo no
explicara que el POSE sacara más diputados y votos que Podemos.
Quizá no haya
que buscar la muerte de los votantes del PP, quizá haya, tan solo
que escuchar a Juan
Carlos Monedero para oír una voz crítica. Quizá sea que nadie
se ha tragado que Pablo Iglesias sea la solución al problema; quizá
sea que los cambios ideológicos y de discurso de Iglesias lo hagan
como poco fiable ( de apoyar claramente al Chavismo y todo lo que
significa a decir que es socialdemócrata); quizá sea que se le vio
ávido de poder, cuando, nada más salir de hablar con el Rey, se
pidiera cuatro ministerios de un Gobierno aún no montado. Quizá el
ir amontonando partidos como si de una nave nodriza se tratara
sumando políticos advenedizos que, con tal de tocar poder, acaben
renunciando a su propia esencia ideológica e independencia, sea algo
que no apruebe. No importa convencer, simplemente, coger a la gente
desilusionada y, eso sí, olvidada por gobiernos acomodados, y
hacerlos el ejército que le lleve al poder. Tal vez sea que este
conglomerado no de seguridad a nadie. Puede ser, directamente que no
coincidamos ideológicamente. Puede ser que el votante comunista se
quedara en casa porque no le gustó que, el que venía de
revolucionario, acabara por ser un socialista. Todo por el poder.
Quizá no entiendas por qué alguien ha votado al PP ; no sepas qué
espera esa persona de ese voto o qué pacto interno ha llegado
consigo misma como condición para votar.
Quizá esos no entiendan que tú votes
a un tipo tan ambicioso, como Iglesias. Quizá yo no lo entienda.
Pero que no lo comparta o no entienda tu motivación, no me legitima
para ejercer esa “coacción democrática” que se está ejerciendo
contra los votantes del PP. Ese ha sido y es el uno de los
fundamentos de la democracia.
Si esperas que acepte tu amistad en
RRSS o en persona cuando estás diciendo que amigos míos, familiares
míos, tiene que desaparecer, perder derechos o consentir tus
injurias contra ellos , mejor date la vuelta y aléjate de mí, que
el respeto es una realidad recíproca.
Si por el contrario crees que Iglesias
es la mejor opción para España y su programa es el mejor para
generar felicidad y bienestar, te animo a que sigas apoyándolo con
toda la vehemencia que creas oportuna. Haz pedagogía, intenta
convencer. No lo compartiré, pero al menos sentiré que estamos
hablando en libertad y pacíficamente.
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