Con
la campaña “Mi salud, mi derecho” se celebra mañana el Día
Mundial de la lucha contra el SIDA,
un lema que nos recuerda que el derecho a la salud va más allá del
acceso a servicios sanitarios de calidad y a medicamentos. Una
vivienda y unos saneamientos adecuados, unas condiciones de trabajo
saludables, un entorno limpio y el acceso a la justicia son algunos
de los aspectos que se reivindican con esta campaña, que tiene como
objetivo acabar con la epidemia del SIDA como amenaza para la salud
pública para 2030.
España,
según los
últimos datos oficiales,
presenta una tasa ajustada de nuevas infecciones por VIH de 9,44 por
cada 100.000 habitantes, contabilizándose un total de 39.350 casos
desde 2003, lo que supone un índice de nuevos diagnósticos de VIH
superior a la media de los países de la UE y de Europa Occidental.
En relación al SIDA, desde el inicio de esta epidemia, se han
notificado un total de 85.720 casos que, tras alcanzar la cifra más
alta de la década de los 90, han descendido progresivamente desde
1.996 hasta 2.015.
En
la actualidad, además de las conocidas consecuencias inmunológicas
de esta infección que han sido controladas a través del desarrollo
de nuevas estrategias terapéuticas, “existe una sólida evidencia
científica acerca de las consecuencias sobre el efecto en el estado
nutricional de los sujetos infectados” según Guillermo Molina,
profesor del Master de Epidemiología y Salud Pública de Universidad
Internacional de Valencia (VIU).
Una
de estas estrategias con más eficacia en el tratamiento y prevención
de las alteraciones metabólicas, es la educación nutricional para
alimentarse de manera sana y equilibrada, cubriendo las necesidades
calóricas y evitando perder masa muscular.
Según
el
experto de la VIU
“se recomienda una dieta en la que las kilocalorías totales sean
aportadas por los macronutrientes con un 50 % de carbohidratos, 15-20
% de proteínas y 30-35% de grasas”. Estos porcentajes se pueden
cubrir incorporando en todas las comidas una cantidad de verduras y/o
tubérculos (boniato, berenjena, calabacín….), proteínas de
calidad (de origen animal y, en caso de veganos, mezclando siempre
una legumbre y un cereal) y grasas saludables (aceite de oliva o de
coco virgen extra, lácteos enteros, huevos….). Las frutas, dado su
alto contenido en micronutrientes, también deben formar parte de la
dieta diaria, aunque con dos piezas al día es suficiente.
El
profesor Molina concluye que “como siempre, la correcta
alimentación y un régimen adecuado de actividad física se muestran
como la mejor herramienta para mantener la salud, aún en el caso de
pacientes infectados por VIH o que ya hayan desarrollado la
enfermedad”
La
Universidad Internacional de Valencia (VIU) es una de las principales
universidades online del mundo hispanohablante. Con más de 6.000
estudiantes de 58 nacionalidades, VIU ofrece un portfolio de grados,
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que, en su mayoría, combinan su labor académica con la actividad
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