Jaime García.
Me sorprendió que el
Secretario General del PSOE, Sr. Sánchez, en una entrevista en Tele5, el día
1 de noviembre, dijera que en su partido la corrupción era algo pasajero, pero
en el Partido Popular era estructural. En mi partido, dijo, hay algunas
manzanas podridas, en el PP está todo el cesto. Y se quedó tan fresco. Esta
política de ocultación, pasando la pelota al partido rival, manifiesta vileza,
cobardía y falta de ética. No quiero recordarle Filesa ni los ERES de Andalucía…
Me apena escuchar a otros líderes, como el de Izquierda Unida, que toca la
misma flauta. Aquí, señores, todos han jugado al fútbol. Dejémonos de
zaragatas políticas.
La corrupción no es
un tema exclusivo de hoy en día. La corrupción aparece allí donde hay un ser
humano ansioso de poseer lo que no es suyo y a los demás que les parta un
rayo. Siempre ha habido corrupción y seguirá habiéndola, lo cual no la justifica.
Simplemente constatamos una realidad humana. Igual que se miente, se insulta,
se critica, también se roba lo ajeno. La gente carece muchas veces de ética
social. La corrupción de los partidos políticos jamás es un hecho estructural,
ello significaría que tal institución tuvo como fin último apropiarse de lo
ajeno. La corrupción es algo esporádico y personal. Nadie proclama a los
cuatro vientos que es un ladrón. Aparece siempre con ocultación y disimulo.
Por ello detectarla no siempre es fácil.
Me llama la atención
que en ciertas tertulias plañideras pidan la cabeza de aquellos políticos que
les nombraron para algún cargo. Este es el caso de Esperanza Aguirre.
Esperanza ha pedido perdón, e incluso se considera culpable de haber propuesto
para cargos de responsabilidad al Sr. Granados, sujeto que ha sabido muy bien
nadar y guardar la ropa. Puestos así, no sólo Esperanza Aguirre, sí también
el Sr. Griñán, Chávez, la Presidenta de Andalucía y otros muchos. Y, puestos a
pedir cabezas, la primera culpable sería la madre que le trajo al mundo. Me
pregunto: ¿Quién con dos dedos de frente puede pensar que tales políticos, si
hubieran conocido la calaña de esos sujetos, les hubieran nombrado para cargos
públicos?... ¿A caso estos individuos llevan en la solapa una Estrella de
David?.... Siguiendo ese argumento el Papa debería dimitir, pues nombró a
cierto Obispo que resultó un pederasta. Algunos vecinos recuerdan su sorpresa
al enterarse que el vecino de enfrente, persona educada y en quién confiábamos,
era nada más y nada menos que un importante ladrón buscado por la policía.
Hemos escuchado muchas veces que las inhumanas SS huyeron despavoridas, a la
muerte de Hitler, a países sudamericanos. Establecieron su residencia,
hicieron amistades y nadie pensó jamás que fueran terribles asesinos. Luís del
Olmo nos contaba hace unos días en la televisión que durante 20 años confió en
su contable, hasta el punto de considerarle como un hermano. Hace poco le dio
un sablazo y le dejó sin un céntimo. Tengamos todos muy en cuenta que el
corrupto disimula, oculta y aparenta lo que no es. Detectar la corrupción no es
cosa fácil. Ojalá que dispusiéramos de alarmas que señalaran a tales corruptos.
Los corruptos se hacen, no nacen. Dejemos de culpabilizar a los políticos y
pongamos el énfasis en por qué nos han tomado el pelo con tanta facilidad. No
hay partidos corruptos, hay personas corruptas.
Yo me pregunto ¿Qué
deben hacer los partidos?... Tienen la obligación de tomar las medidas
necesarias, estructurarse de abajo arriba y no al revés, conocer bien a fondo
a los que nombran, alertarse ante signos externos de riqueza, establecer independencia
absoluta entre el poder ejecutivo y judicial, eliminar los aforamientos,
respetar la voz de los jueces, procurar que las sentencias sean rápidas,
impedir que los corruptos o imputados sean candidatos a cargos públicos, y
otras cosas más.
Hay que limpiar las alcantarillas. La corrupción es un terremoto que ha
creado pánico. La temperatura social va en aumento. Nos jugamos la democracia y
la libertad. La corrupción es palanca de elevación de algunos movimientos
populistas a los que estamos haciendo la cama. La democracia es el mejor sistema
de vida política. Decimos que la corrupción de lo mejor, es lo peor. Es necesario,
pues, que los partidos políticos no se amilanen y cojan al toro por los
cuernos. Hay que quitar las hierbas malas del sembrado. Debemos hacer cuanto
sea necesario para que esta partida de mangantes y trincones no dinamiten
nuestra democracia.
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