Salva Gallur. El pasado 9 d'Octubre quedaron patentes varias cuestiones importanes
para los valencianos: la procesión cívica fue un éxito para el
valencianismo que representa 'Som Valencians' y fue un toque de atención
para
Compromís y sus adlátares del
PSPV y de València en Comú, la rama
local de
Podemos.
En todos los años que llevo participando en la procesión cívica, hacía
muchos que no observaba una sociedad tan dividida y encrespada, gracias
a
Joan Ribó y su equipo de Compromís, que se presentaron a las
elecciones municipales y autonómicas con la careta de Mónica Oltra, la
de la solidaridad, la lucha contra los desahucios y demás banderas
aireadas mediáticamente en los medios afines, como laSexta, pero que
pocos meses después ha dado paso a su verdadera cara: la del catalanismo
más rancio y más radical de los últimos años. Ahí están los ejemplos,
como el del conseller Marzà y sus 'Països Catalans', o el del propio
Ribó, catalán de Manresa que llega a alcalde de Valencia y que suprime
de un plumazo el Te Deum de la Catedral, rompiendo con una tradición
histórica.
La política catalanista radical provocó un rechazo frontal de buena
parte de los valencianos que salieron en procesión el pasado 9
d'Octubre, con pitidos y abucheos a Ribó, una crispación que no
recordaba desde los primeros años de la 'batalla de Valencia', poco
después de la transición. Y es que en Valencia, cuando nos tocan los
símbolos, es cuando decimos: hasta aquí. Y eso es lo que sucedió el día
de los valencianos.
En 'Som Valencians', que repartimos más de 2.000 senyeras, trabajamos
para ser la voz que los valencianos necesitan ahora más que nunca, tanto
en el Congreso de los Diputados, como en las instituciones valencianas.
El 9 d'Octubre quedó patente el apoyo de la sociedad, con miles de
personas acompañándonos tras una enorme pancarta, síntoma de que una
fuerza valencianista de verdad es imprescindible para frenar a Compromís
y sus cómplices. Y no nos equivoquemos, no es sólo una cuestión de lucha
por nuestros símbolos que nos identifican como pueblo, es también una
lucha por nuestro tejido empresarial. Para ello, es necesario un sistema
de financiación justo. Nos preocupan los autónomos valencianos, nuestros
agricultores, que siempre han sido moneda de cambio en las negociaciones
de la UE. Nos preocupa lo nuestro porque 'Som Valencians'.
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