Murgui opinando por teléfono. FOTO EPDA
El debate del Estado,
cual
feliz operación,
me tiene conmocionado
al hablar de la
Nación.
No han faltado las
propuestas,
y a la crisis
despedir,
dejando puertas
abiertas
para ya jamás sufrir.
Penas para quien
delinque,
con prisiones y
embargos,
para quien la mano hinque,
al administrar encargos.
Tan bonito me lo
pinta
el Presidente Rajoy,
que no hay bastante
tinta,
para hablar de ayer a
hoy.
Más cuando don Pedro ataca,
mirándolo todo mal,
exclama y a él, le
achaca,
¡destrozo descomunal!
No seamos exigentes,
y habrá que examinar,
a los más
inteligentes
que nos tendrán que
enseñar.
Pues un debate
profundo
con un nivel tan
genial,
no es cosa de este
mundo,
y
es un EDEN CELESTIAL.
Hoy estaba inspirado y he hecho estos “ripios”
pensando en el Debate de la Nación, hecho este que me encanta seguir porque es
el lugar sacro-santo donde todos los representantes elegidos por el pueblo
manifiestan sus inquietudes, denuncian las carencias, y se exhiben las
potencias de aquellos hombres y mujeres que nos gobiernan.
No voy a repetir frases y frases dichas, ni gestos ni
insinuaciones advertidas. No. Tampoco me quedaré en quién ha ganado o quién ha
perdido. Ni lo diré aquí. Siempre hay vencedores y vencidos, que en este caso
es una lucha dialéctica y serena.
Tampoco aplaudiré las medidas que se van a tomar, deben ser
muy buenas, maravillosas, geniales, y seguramente serán la solución a los tres
millones de puestos de trabajo que se van a crear próximamente. De verdad que
estoy tan resignado que todo me parece maravilloso.
Hasta incluso me parece bien que se haya criticado los
futuros representantes del pueblo que solo traen demagogia y ninguna solución,
lo acepto porque estamos en año electoral y todo es posible en éstas ocasiones.
Es el momento de lucirse, sacar pecho, alzar la voy y aplaudir lo bueno.
La tarea del que está en la bancada de la oposición es más
complicada, convencer a todos de lo mal que se hacen las cosas y las
posibilidades tan buenas de mejorarlas con los planteamientos que hay que
hacer, y hoy soy tan generoso, que también me parece bien el papel de la oposición.
Don Pedro lo ha hecho muy bien, aunque Don Mariano lo haya calificado de
patético; lo más seguro es ambos se habrán tomado un refresco “para el calores”
después del debate y habrán limado las asperezas. Y mañana más, y tu
más…
Sin embargo, después de estas meditaciones, pienso que nos
ha faltado oír a Don Pablo, Iglesias, naturalmente y a Albert, Rivera, los dos
políticos “emergentes” valores en alza según todas las encuestas
recientes, que hoy no se han podido expresar desde la Tribuna de Oradores. Sé
que es una barbaridad lo que estoy pensando, pero hubiera sido un gesto magnánimo
dejarles hablar cinco minutos a cada uno, para que también opinaran rápidamente
desde la Tribuna sobre el GLORIOSO ESTADO DE LA NACIÓN. Tendremos que esperar
al próximo año.
Y con esa esperanza viviremos las propuestas que vienen,
acataremos este frondoso presente, y comenzaremos a caminar a los acompasados
pasos que marcan el progreso, el bienestar, el fin del paro, el acabar con los
recortes, masacrar al corrupto, franquear los desahucios, y acabar con el
enchufismo en todas sus variaciones.
Y ahora sí que dejo a un lado la generosidad después de
pasar una tarde por Valencia, viendo las tiendas sin compradores, la gente
rebuscando en los contenedores de la calle, las calles vacías de gente y los
restaurantes sin público, las luces de la carretera apagadas para no gastar
más luz de la que toca y no contaminar el ambiente… y pienso para mis
adentros ¿Quién ha ganado el debate? El que lo hace, ese siempre está
presente. ¿Quién lo ha perdido? ¿Quién? Tu y yo, tristes ciudadanos de a pie,
que seguimos sin encontrar empleo con una edad rarita, al que se le han acabado
las prestaciones, y aquel que llega el final de mes y no le salen las cuentas.
Mientras tanto Doña Celia (nombre de niña traviesa que
conocimos hace años en una serie de televisión) dicen los medios que está
jugando al Candy Crush, o leyendo los periódicos en la Presidencia de la Mesa
del Congreso; y Duran criticando la “negligencia” de Rajoy por no
dar respuesta a Cataluña.
Empece con una poesía, unos ripios. Solo la regeneración
democrática, las caras nuevas, y las buenas prácticas harán no un debate, sino
un Estado nuevo, donde las sombras que lo empañan dejen paso a un luminoso sol
capaz de alumbrar la prosperidad que todos deseamos.
Y al final si me preguntan
¿ qué opino de don Mariano?,
diré que en tanto recorte,
no va por tan mal camino…
pero bondades tan magnas,
no llegan a los vecinos.
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