Sobreactuada. Ese es el adjetivo que mejor describe la actual temporada de una
de las series estrella de Telecinco, La que se avecina, aunque bien es cierto
que este también podría ser el calificativo que mejor acompaña a esta serie en sus
últimas temporadas. Lo que en un
principio parecía algo natural y original en la serie madre, la asesinada
precipitadamente Aquí no hay quien viva, aquí se ha explotado hasta la saciedad
quedando en ocasiones capítulos que más allá de parecer surrealistas rondan la mal
llamada caspa e incluso mal gusto (incluido tópicos andaluces innecesarios). La
que se avecina ya no es una buena serie y el paso de los años se nota.
Las audiencias
siguen acompañando a los vecinos de Montepinar, aunque después de unos grandes
inicios de temporada se desinflan, quizás decepcionados por las tramas y las
situaciones que se prevén nada originales y realistas para los capítulos
venideros. Twitter es, en estos momentos, la voz del pueblo, el circo romano de un
público que puede ensalzar o quemar una serie sin piedad. En esta ocasión, los
tuiteros han mostrado ya su postura. Para la mayoría La que se avecina llega a
aburrir y debería terminar con un final digno cual Aída. Fueron listos estos de
Globomedia. Aída había caído en audiencias, aunque ya les gustaría a más de una
serie seguir teniendo sus últimos datos. Decidieron darle punto y final en su
momento justo antes de que el recuerdo de una gran serie acabara manchado por
un final precipitado por las bajas audiencias. Esto es lo que debería hacer La
que se avecina. No se puede estirar más el chicle.
Y en otro lado,
los personajes. Demasiados. Si hay algo que hace una serie redonda son los
matices de cada personaje, volviendo al ejemplo de Aída. Eran los suficientes
como para construir personajes donde la gente se puede identificar, se notan
bien trabajados y con multitud de puntos fuertes y sobre todo débiles, que es
lo que más gusta a la audiencia. La que se avecina se ha convertido en el
camarote de los hermanos Marx. Todo el mundo grita, todos se exceden en muecas
y en un histrionismo imposible, y por supuesto sobran actuaciones sobreactuadas,
valga la redundancia Desde una María Adánez metida en calzador en la serie,
hasta unas Nathalie Seseña y Eva Isanta imágenes vivas de la sobreactuación de Montepinar, una
Vanessa Romero que, bueno, es amiga del director, o un Nacho Guerreros que
confirma que a veces unos cursos más de interpretación no vendrían nada mal,
¡hacer comedia es más difícil que hacer drama! y luego están los personajes transportados
de Aquí no hay quien viva, ¡viva la imaginación, señor Cuesta!
En La que se
avecina parecen tener una máxima: cuanto más gorda y exagerada la montemos,
mucho mejor. Y he ahí el error. No sería la primera serie que entra en un
círculo vicioso de capítulos y escenas sin sentido que convierten a la serie en
aquella frase de “Ya no es lo que era” con capítulos y vueltas de tuerca
imposibles. El éxito puede llegar a matar a La que se avecina y a tenor de las
tramas, no andaría muy lejos. A su favor, un público joven está enganchado a la
serie y un canal en la TDT prácticamente temático sobre la serie. Tendremos que esperar a ver como evoluciona
esta serie para la que muchos seguidores ya piden un final digno. Los años se
notan y en cualquier serie, éstos mandan.