Pon Solución,
empresa valenciana especializada en la mejora de la convivencia en el
ámbito educativo, familiar y empresarial, ha elaborado un decálogo
de recomendaciones para fomentar el buen uso del teléfono móvil
entre niños y adolescentes.
Estos consejos están dirigidos a padres y madres con niños a su
cargo de entre 9 y 17 años y está pensado para evitar y/o corregir
trastornos en la conducta y situaciones conflictivas derivadas de una
nociva relación con los móviles.
Desde Pon Solución
señalan que en 9 de cada 10
casos de intervención familiar, el teléfono móvil es un motivo de
conflicto. Como explica Vicent
Ginés, director del gabinete,
“los móviles son altamente
adictivos y su dependencia provoca déficit en las habilidades
sociales de los menores, así como problemas de autoestima,
autocontrol y capacidad de concentración”.
En periodos largos de
tiempo libre, como son las vacaciones de verano, se eleva su uso y
descontrol. La falta de
horarios se refleja en la utilización del móvil, lo que deriva en
una mayor conflictividad en la convivencia familiar. “Las
normas se deben trabajar durante todo el año,
-señala el director de Pon Solución-, pero
es en época vacacional cuando deben reforzarse, fomentando la
confianza y la comunicación”.
Los casos más
delicados se dan entre los 12 y los 16 años,
ya que a esta situación se suma el paso de la infancia a la
adolescencia. La falta de intervención familiar en estas
circunstancias provoca un descontrol en la educación del menor,
dando lugar a una posible adicción y a situaciones
altamente conflictivas, e incluso delictivas,
por no saber cómo enfrentarse a ellas. Como apunta Ginés, “es
recomendable abordar la relación que el niño tiene con el teléfono
desde el principio para evitar llegar a situaciones de gravedad,
cuando es necesario el tratamiento psicológico especializado para el
control de adicciones”.
Se pueden diferenciar
tres grados de adicción al teléfono móvil. Se
considera una dependencia leve cuando este elemento es motivo de
discusión, pero se acaban
respetando las normas de uso y el niño puede pasar largos periodos
de tiempo sin el teléfono. Cuando el menor miente para poder usarlo
y se enfrenta constantemente a la autoridad usando
violencia física y/o verbal, la adicción sería media/alta.
En este punto el uso es constante y las relaciones sociales se basan
en el contacto a través del terminal. Por último, en una
dependencia grave
se cumplen todos los indicadores anteriormente citados, así como la
consulta al teléfono más de
150 veces al día. El joven no
pierde de vista el móvil y cuando esto sucede sufre
ataques de pánico y ansiedad.
Las
diez recomendaciones para fomentar el buen uso del teléfono móvil
entre niños y adolescentes son:
El teléfono
móvil es una herramienta de comunicación.
Los menores deben entender que tienen el terminal para contactar con
sus progenitores o amigos, no como un elemento de ocio. Siempre
deben responder a la llamada de sus responsables y pueden llamarles
siempre que lo necesiten.
La edad ideal
para comenzar a hacer un uso responsable del teléfono móvil son
los 14 años. Hay que tener
en cuenta que la edad legar para utilizar Whastapp es 13 años y
aplicaciones como Facebook o Instagram, 14 años.
El móvil
pertenece a los tutores. El
terminal no es del menor por lo que el adulto debe conocer el método
de bloqueo, las contraseñas y tiene que tener acceso a él. Además,
los padres deben responder por uso que los niños hacen de las
aplicaciones. El titular de la línea será el autor, hasta que se
demuestre lo contrario, de todas las acciones que se lleven a cabo a
través del teléfono.
Los padres deben
dar ejemplo. No se deben
poner restricciones de uso del teléfono móvil y que los adultos se
las salten.
La posesión del
teléfono no es un derecho del menor.
No es obligación de los padres equipar a sus hijos con un teléfono
móvil, mucho menos de última tecnología. El terminal es un premio
que se otorga al buen comportamiento, no un derecho del que se le
priva como castigo.
Implantar
horarios y normas de uso. Hay
que garantizar que el menor vive su ocio más allá de la pantalla.
No se usará en los momentos de convivencia familiar (en la mesa,
viendo una película, etc.) ni se tendrá acceso a él en horas de
sueño. Además, su uso durante el tiempo libre será moderado.
No deben
llevarlo siempre encima. El
teléfono móvil no debe llevarse a la escuela o instituto. Siempre
que vayan a estar en un entorno controlado, con vigilancia y
realizando actividades concretas, el terminal debe quedarse en manos
del adulto.
Dar a conocer
las consecuencias del uso del móvil, tanto positivas como
negativas. Explicarles que el
terminal es una herramienta de comunicación y también puede servir
para jugar o tomar fotos y videos, pero nunca para hacer y decir
nada que no haríamos en persona. El móvil es una extensión de
nosotros y lo que hacemos con él nos representa.
No compartir
información con desconocidos.
Antes de subir o intercambiar cualquier dato o imagen deben
asegurarse de conocer a su receptor y plantearse la necesidad de
compartir dicha información. En ningún caso proporcionar
contraseñas, direcciones o información personal sin un fin
justificado y sin el conocimiento de un adulto.
Restringir la
descarga y el uso de aplicaciones.
En el caso de los menores de 14 años, no deben descargar ninguna
app
sin el consentimiento de sus padres, ya sean de pago o gratuitas.
Para las mayores de esta edad se recomienda restringir el uso de
herramientas de pago y dialogar sobre los peligros que entraña el
uso de determinadas aplicaciones.
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