Representación de un funduq árabe La
excavación arqueológica, en la confluencia de las calles la Mar y
Foramur, nos ha deparado datos y evidencias que dan luz sobre uno de
los periodos más oscuros de la arqueología de la ciudad: luz sobre
el sí y el dónde de la expansión urbana de Dianium al este del
promontorio del castillo, con sinergias y peculiaridades con relación
al epicentro del Municipium,
en el ámbito del Hort de Morand, en donde se localizan el forum
y el portus.
Diversos
hallazgos del entorno ya habían atestiguado el hecho inequívoco de
que la ciudad romana tardía, de los siglos V al VII, tenía en este
ámbito un sector urbanizado y con actividad, tanto de viviendas
domésticas como de espacios funerarios. Éstos se localizan,
aproximadamente, entre las calles Temple de Sant Telm (incluida
prolongación) y Cándida Carbonell.
Estos
indicios dan un halo de credibilidad a las noticias publicadas hace
más de una centuria por don Roque Chabás en su revista El
Archivo,
sobre el hallazgo de sepulturas de obispos de la sede de Dianium, en
un cementerio que sitúa en lo que denomina “la pedrera de la
vila”.
Los
resultados de esta intervención, bajo la dirección de Josep Marqués
Costa, arqueólogo, han sido ciertamente ilustrativos, en primer
lugar, de la actividad edilicia durante los siglos V y VI, con
contextos con African Red Slip Ware: vajilla de mesa africana, datada
en los siglos V y el primer tercio del siglo VI.
Un
descubrimiento singular ha redondeado los hallazgos de época romana:
el fragmento de una inscripción epigráfica, de hacia el 200 de la
Era, perteneciente a un monumento funerario. Seis líneas de texto
incompleto permiten restituir su contenido:
“A
Pompeia Maxima, que vivió 36 años. Nonius Victor a su estimada
esposa”. Agradecemos
a Isabel Rodà su colaboración en la lectura de este epígrafe.
Dos
nuevos nombres a la lista de dianenses que habitaron a finales del
siglo II e inicios del III en el Municipium:
Pompeia Máxima, a quien se le dedica este sepulcro/sepultura en su
memoria. Y Nonius Victor, su esposo, que dedica este epígrafe
funerario.
El
punto en donde se han efectuado los hallazgos es confluencia entre
viales y caminos milenarios y goza de clara preeminencia topográfica
en relación con los terrenos que, en declive, se sumergen en el mar.
Ahora,
la cuestación al subsuelo, permite saber que en el espacio de la
actual plazoleta que genera la confluencia de las calles Foramur y la
Mar, se edificó en el siglo XI un gran funduq
o alhóndiga.
Una
de las peculiaridades más trascendentes del urbanismo de la Dénia
andalusí, de Madînat Daniya, es el descubrimiento, durante los
últimos veinticinco años, de evidencias de siete fanadiq
o alhóndigas, hoteles u hospederías de los siglos XI y XII. Estos
edificios, de planta cuadrada o rectangular, ocupan una superficie de
entre 200 y 500 metros cuadrados. Constan de patio con aljibe o pozo
central, deambulatorio porticado en algunos casos y cuatro crujías,
con dos plantas y cubierta, que envuelven su perímetro, con
distribución de estancias o habitaciones gemelas en ambas plantas.
El
funduq
más relevante por su volumetría, ubicado, tal como éste, en el
interior del recinto de la medina del siglo XI y también de
proporciones notables, es el descubierto en el solar del Colegio de
los Hermanos Maristas, en la esquina de las calles Cándida Carbonell
y Magallanes. Los vestigios se conservan in situ en la planta
subterránea del edificio del colegio, a la espera de que el
Ayuntamiento de Dénia impulse un proceso de restauración y de
museización.
Así,
este descubrimiento se suma a otros vestigios pertenecientes a
fanadiq
o alhóndigas, documentados en la calle Cándida Carbonell y en la
calle Marqués de Campo, a la altura de la confluencia con la
anterior. Se inscriben en un espacio rectangular, entre las calles
Cándida Carbonell y la calle Temple de Sant Telm, que fosiliza el
trazado de la muralla andalusí. Este espacio integraría durante
siglos el huerto y el propio monasterio, dedicado a San Antonio de
Padua, que acogería desde su fundación, a finales del siglo XVI,
una comunidad franciscana. Y este espacio constituiría la fachada
marítima del sector sudeste de Dianium (siglos V y VI) y de la
medina andalusí (siglos X-XIII). Una
historia y un espacio público que requiere procesos de recuperación
y de puesta en valor.
Este
punto, ahora, a partir de este proceso de documentación, goza de un
significado especial en el complejo arqueológico urbano de Dénia.
Un monumento funerario, vestigios de arquitecturas de la Dianium
bajoimperial y romana tardía y lugar en donde se edifica una gran
alhóndiga del siglo XI. El funduq
está inmerso en el trazado de uno de los accesos esenciales, desde
el mar, al interior de la ciudad amurallada andalusí, y al espacio
urbanizado bajomedieval y moderno, y advierte su notable interés
como baliza esencial de un itinerario descriptivo de la arqueología
y el patrimonio arqueológico urbano de la ciudad de Dénia.
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