Juan Vicente Pérez.//EPDA La XIª Legislatura ha arrancado cumpliendo las expectativas
levantadas. Postureos aparte que haberlos, haylos y muchos en esta “nueva”
Izquierda, parece ser que la lógica matemática ha debido cambiarse por los
efectos perversos de la LOGSE. Yo siempre he creído que dos es más que uno, o
así me lo enseñaron, pero parece ser que no es así para estos arúspices
electorales que siempre han vivido de los cordones sanitarios contra el PP. Y
los pactos de perdedores que han inundado nuestra geografía institucional así
lo ratifican.
El 20-D arrojó un resultado incuestionable, incierto si,
pero contundente en los datos. Un Partido al que todos daban por amortizado se
alzaba con la victoria electoral, con casi 7 puntos de ventaja, 1'7 millones de
votos y más de 30 escaños de diferencia respecto al segundo partido, el PSOE.
Además, es el primer partido en 13 Comunidades Autónomas, en Ceuta y en Melilla
y en 39 provincias. La voluntad mayoritaria de las urnas queda reflejada de
forma meridiana, aún reconociendo el inédito escenario post-electoral. Datos
incontestables que hemos visto constatados en todos y cada uno de nuestros
pueblos, mal que les pese a algunos. Pero es la voluntad popular, el mandato de
las urnas.
Desde el partido Popular hemos puesto en valor ese mandato
ciudadano, por el cual los españoles nos exigen a todas las fuerzas políticas
diálogo y consensos para afrontar los retos que tenemos por delante. El pasado
miércoles 13 se escenificaba en el Congreso el primer gran acuerdo de esta
Legislatura, configurando una composición equilibrada de la Mesa del Congreso
que rompía con esa tradición de que el Partido mayoritario lo presidiera.
Generosidad y altura de miras en pos de la estabilidad. Un espíritu pactista,
responsable, que ha permitido que el socialista Patxi López presida el Congreso
con la generosa abstención del PP. Ya en mayo de 2009 los votos populares
apoyaron su investidura como Lehendakari del único gobierno no-nacionalista que
ha habido en el País Vasco, sin pedir nada a cambio. Un respaldo que dio
estabilidad a aquel gobierno constitucionalista frente al desafío separatista
del PNV.
Un reflejo que viene a coincidir con la mayoritaria práctica
política en nuestro entorno, garantizando acuerdos amplios de gobernabilidad en
Europa. Mientras unos siguen empeñados en mirarse al espejo de Grecia y
Portugal por no hablar de Venezuela, Argentina o incluso el Régimen Iraní, se
olvidan seguramente de forma involuntaria, de mentar a aquellos otros países que
tanto les gusta poner como ejemplos: Alemania, Finlandia, Austria, Holanda y
Suecia, amén de las propias Instituciones europeas, con pactos entre
socialdemócratas, demócrata-cristianos y Liberales. Política de verdad, no
postureo ni demagogia barata y populista.
Por eso en España debemos garantizar un Gobierno de
estabilidad, sustentado por un acuerdo mayoritario que obedezca al interés
general de España. Una coalición moderada que frene la deriva radical de los
que buscan romper los grandes consensos constitucionales. Un Gobierno
respaldado por las principales fuerzas políticas que están de acuerdo en lo
esencial, un gobierno amplio frente al separatismo y la ruptura. Un Gobierno
fuerte y fiable, de futuro. Esa es la propuesta de la coalición moderada del
Presidente Rajoy. Una garantía para la unidad de España, la igualdad de todos
los españoles, el bienestar social y las políticas centradas en el crecimiento
económico y el empleo. El Gobierno que pide y necesita España.
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