El Peñón de Ifach vuelve a hacer gala de su riqueza medioambiental a través de una visita guiada

El Parque Natural Peñón de Ifach, mediante la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, ha celebrado el segundo y último acto enmarcado en el proyecto "¿Qué diría Ifach si pudiera hablar?", cuyo objetivo es acercar a la población hacia uno de los espacios naturales más esplendorosos de la costa de la Comunidad Valenciana.

La actividad, que gozó de una gran acogida en su primera jornada, el pasado 4 de julio, se ha cerrado con la segunda visita guiada a este Parque Natural, emblema de la Costa Blanca valenciana. Los asistentes han podido caminar a lo largo de los más destacables valores paisajísticos y botánicos de la base del Peñón, así como recibir una explicación lúdica de los episodios históricos que han tenido lugar en su ladera y el resto de la comarca.

No en vano, uno de los puntos que incorpora el recorrido es el paso por la Villa Medieval de Ifach, un recinto amurallado que data de finales del siglo XIII y los restos arqueológicos del cual se encuentran actualmente en fase de estudio.

En esa misma línea, el relato sobre la formación del Peñón al que han podido acceder los visitantes gracias a los técnicos del Parque abarca además historias y anécdotas sobre la iglesia y las murallas medievales, el especial origen geológico de las rocas, las técnicas de pesca desaparecidas que se solían poner en práctica en el pasado, las especies animales extintas e incluso el hundimiento de submarinos en sus alrededores.

El Parque Natural del Peñón de Ifach comprende una superficie de unas escasas 45 hectáreas, aunque, no obstante, por su singularidad y su enclave costero, es el paraje más visitado cada año en la Comunidad Valenciana, con cerca de 100.000 personas. Recibió este distintivo que lo convierte en espacio protegido en 1987, lo que lo erigió como el primer Parque Natural valenciano.

El Peñón, formado por una gran masa calcárea de 1 kilómetro de longitud, cae de forma escarpada directamente sobre el mar desde sus 322 metros de altitud. Su presencia a orillas del mediterráneo le ha dotado de un enorme simbolismo, especialmente para los navegantes, que desde tiempos antiguos le atribuyeron un carácter místico, probablemente por la majestuosidad con la que desempeña su faceta de vigía impasible.