El nuevo delegado comarcal de Cruz Roja en Camp de Morvedre, Rafael González. EPDA El
nuevo delegado comarcal de Cruz Roja en Camp de Morvedre, Rafael
González, asumió su nombramiento a finales del pasado mes de julio
con “ilusión y sentido de la responsabilidad” por los retos
planteados y como líder del equipo humano y material a cuyo frente
se sitúa ya. Desde ahora, reiniciada la actividad rutinaria tras el
paréntesis veraniego, el nuevo delegado comarcal marcará las pautas
y líneas de trabajo en las atenciones que la Institución
humanitaria dispensará a la sociedad en los meses y años venideros.
Tras
más de tres décadas vinculado al mundo de la dirección bancaria,
en sus primeros análisis sobre la situación de la sede humanitaria,
González cree que la primera línea de actuación “debe ser
consolidar lo realizado en los dos últimos años e incrementar las
actuales actividades” en las principales líneas de acción de Cruz
Roja.
Entre
éstas cabe citar “la atención social en general, concretada en
apoyar la capacitación y el apoyo en la búsqueda de un empleo, la
potenciación de la relación con las empresas, la especial atención
que hay que conferir a la infancia y a la juventud, a las personas
mayores y a aquellas con diversidad funcional en nuestra comarca”,
entre otros. Sin embargo, cree “imprescindible” dar a conocer con
regularidad a los vecinos de la comarca las acciones de Cruz Roja en
Camp de Morvedre, las cuales reportan un beneficio general
difícilmente perceptible a corto plazo cuando se actúa sobre lo
concreto, pero que, sin embargo, a largo plazo resultarán
beneficiosas para la comarca.
Desde
Cruz Roja en Camp de Morvedre “queremos transmitir ilusión por el
futuro a nuestros vecinos” -incide el nuevo delegado-, y animarles
a “que se acerquen a la sede y colaboren en aquello que sea de su
gusto, de su interés, aquello que les realice como voluntarios de la
Institución, apoyando así su crecimiento y alcance” para llegar a
más personas con grandes necesidades y dispensarles la mejor de las
atenciones posibles.
González
defiende “el diálogo y el contacto directo con las personas”
como un “cauce fundamental para crecer y alcanzar cualquier
objetivo” que una persona o colectivo se plantee y sobre ellos
piensa apoyarse en su mandato.
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