El despliegue de policía -local, autonómica y Guardia Civil-
evitó ayer que la ultraderecha reventara el Aplec del Puig, un acto que se
celebra el último domingo de octubre desde hace casi 60 años.
El Puig de Santa María, municipio desde donde Jaume I lanzó
la última batalla para la conquista de la ciudad de València, congrega todos
los años a numerosos militantes y simpatizantes del nacionalismo valenciano
para celebrar el tradicional Aplec del Puig. En un ambiente festivo y familiar
-es habitual la presencia de muchos niños- tanto Esquerra Republicana del País
Valencia (ERPV) como el Bloc reúnen a su gente en distintos puntos del
municipio ‘el darrer diumenge d’octubre’ en una jornada de convivencia y
reivindicación.
A pesar de que no hubo que lamentar incidentes, la amenaza de
la ultraderecha sobrevoló en el ambiente durante toda la jornada, y también en
los discursos de los dirigentes. Policías locales, autonómicos y guardias
civiles se desplegaron por todo el municipio de l’Horta Nord después de que la
ultraderecha hubiera amenazado con reventar los actos que la izquierda
nacionalista valenciana celebró en este enclave simbólico el último domingo de
octubre en el tradicional Aplec del Puig y que congregó a más de un millar de
personas.
El propio delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, estuvo presente en la
Junta de Seguridad del pasado lunes en este municipio, donde se decidió establecer
un cordón de seguridad alrededor de la Montaña de la Patà, lugar de encuentro
habitual de los nacionalistas vinculados a Esquerra Republicana del País
Valencià (ERPV). El ambiente en el pueblo era de “preocupación”, tal y como admitió
su alcaldesa, la socialista Luisa Salvador, que no obstante lanzó un mensaje de
tranquilidad a la ciudadanía de un pueblo que “siempre ha sido modelo de
convivencia y tolerancia”.
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