Rafa Escrig.
Quisiera
saber cuál es el origen del conocido espumillón con que se adorna
cualquier cosa durante estas fechas de Navidad. Espumillón oro,
espumillón plata, rojo, azul, verde, de todos los colores y tamaños.
Espumillón que rodea el sufrido árbol de Navidad. Espumillón que
forma guirnaldas sobre cualquier superficie; que envuelve y perfila
mesas, cuadros, puertas, macetas, lámparas, cualquier mueble se
puede ver atacado por esa plaga del espumillón que lo inunda todo,
muchas veces sin sentido y sin gusto. Parece que sólo se trata de
poner muchos dorados y mucho colorido a estas fiestas. ¿Alguien se
imagina la Navidad sin espumillón?
En la
cafetería donde suelo ir a tomarme un café de vez en cuando, hay un
llamativo espumillón verde que pende sobre la barra formando varios
arcos que se enroscan después sobre unos tubos de acero, y continúan
hasta perderse por entre las botellas de licor que tapizan la pared
del fondo. También hay lucecitas de colores de esas que suelen
adornar el árbol. ¿Habrá quien no decore su casa en estas fechas
con varias tiras de espumillón y algunas lucecitas de color? No lo
puedo imaginar. Y no nos olvidemos de las bolas doradas, o rojas, o
azules, incluso con adornos estampados. Tampoco conozco el origen de
las dichosas bolas.
La ciudad,
o deberíamos decir el comercio, no deja de recordarnos que es
Navidad, tiempo de hacer gasto, y la decoración se hace la dueña de
calles y plazas. Aquí no hay espumillón, son las luces las que
envuelven árboles y palmeras, que perfilan edificios y, cómo no, un
árbol gigante colocado en medio de la plaza que quiere emular al
famoso de Rockefeller Center de Nueva York, decorado nada menos que
con treinta mil luces de colores.
En
contraste, recordemos las sencillas navidades de antaño, no las
navidades de la posguerra española, esas más vale no recordarlas y
no creo que hubieran entonces muchas luces de colores para celebrar.
Me refiero algo más tarde, cuando nació el hornillo de petróleo,
la lavadora eléctrica o el seiscientos, cuando por estas fechas se
ponían regalos a los pies de los guardias urbanos, cuando el cartero
o el basurero te daban una tarjeta felicitándote la Navidad o se
vendían pavos vivos en el mercado. En esas fechas no recuerdo que se
usara el espumillón. Ahora, con la globalización, es todo tan
distinto que nos hemos aficionado ya a lo del árbol y las luces de
colores como hace todo el mundo, y lo ponemos sin detenernos a pensar
en significados ni en gaitas. Sencillamente lo sacamos todo, le
quitamos el polvo y lo volvemos a colocar. Ya ha pasado otro año.
Ya me he
enterado: Las bolas, sustituyen a las manzanas rojas con que se solía
adornar el árbol durante la Edad Media, como un símbolo de vida y
abundancia. El espumillón, dice la Wichipedia que se inventó en
Núremberg en 1610 y que originalmente se hacía con plata rallada.
Para plata rallada estamos ahora, si roban los tendidos de cobre, qué
no harían los ladrones con nuestro pobre árbol de Navidad.
http://rafaelescrigfayos.tk
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