Manuel Máñez.
Érase
una vez un país de maravillas, que había sabido superar todo tipo
de dificultades. País al que una particular Alicia, corriendo en pos
de su quimérico conejo blanco, llevó al borde del precipicio...
Podría
ser el inicio de una nueva versión del conocido cuento "Alicia
en el País de las Maravillas", pero por desgracia no lo es. Una
vez más la demagogia, tras cerca de 40 años de tranquilidad, se
empeña en desestabilizar este país llamado España, y desentierra
todo aquello que quieren que nos separe, dándole el pábulo
suficiente para que unos por ignorancia y otros por interés
malintencionado, dañen la convivencia en paz que tanto nos ha
costado conseguir.
¿Por
qué no reconocemos el esfuerzo negociador que los Padres de la
Constitución Española hicieron en todo momento, alcanzando la
concordia de la que unos pocos se empeñan en privarnos dando al
traste con años de convivencia?
Muy
sencillo, por un lado por una maniobra de distracción. Mientras
embaucan al pueblo con esas ansias independentistas con las que lo
han dividido, tratan de tapar las vergüenzas de su devenir político.
Por
otro lado, con esa huida hacia adelante potencian la aversión a todo
lo español para invitar a un referéndum ilegal, pues para su
convocatoria han hecho caso omiso de la Constitución, que lo es de
todos, y de su propio Estatuto, ninguneando a la oposición en el
Parlamento Catalán, privándola del derecho al diálogo que a nivel
estatal exigen para si.
Por
desgracia, en la Comunidad Valenciana estamos a un paso de padecer la
misma situación que se vive hoy en Cataluña, si quienes nos
gobiernan en la actualidad continúan con su hoja de ruta.
Esperemos
que el sentido común impere y se detenga esta sinrazón que no podrá
llevar a nadie a buen puerto.
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