A grandes males, grandes remedios. Eso se llama arremangarse y coger el toro por los cuernos. Bien por Isabel Bonig, es la hora de los audaces. Un tiempo de valientes bien secundado también por Vicente Betoret, José Císcar y Javier Moliner, los virreyes provinciales del PP en la Comunitat Valenciana. Plantarse ya de una vez, clavar la bandera y exigir a la dirección nacional de los populares el placet para la convocatoria de un congreso extraordinario. Saliéndose de los tiempos marcados por la calle Génova (que sólo responde al pálpito de los intereses de la M-30 hacia adentro) y marcando la necesidad inexorable de un cónclave para refundar, renovar y regenerar el PPCV. Es la única solución posible si se quiere extirpar lo contagiado, taponar la sangría y cicatrizar del todo.
Edificar un edificio nuevo y saneado desde los cimientos. De las bases hasta las alturas. Y configurando un discurso potente y reformista, centrándose en la valencianidad como pieza angular de todo. La estricta defensa de los intereses de los valencianos y la promoción de su identidad. Personalidad propia y oportunidades para todos, esos han de ser los ejes del nuevo proyecto popular valenciano, el cual sólo podrá ver la luz desde la convicción y la confluencia que representa Bonig. Una nueva líder para una nueva etapa. Sin complejos ni tapujos.
Un proyecto que debe ser capaz de dinamizar a sus bases y seducir a sus votantes. Siendo radicalmente transformador en su apuesta real por la democratización interna, primando las listas abiertas, la limitación de mandatos y la elección de candidatos por primarias. Y apostando de una manera coherente y creíble por la valencianización de su mensaje y estructura. Si los populares valencianos quieren representar el valencianismo político deben empezar por creérselo y practicarlo. Es su gran oportunidad, y puede ser que la última.
Y el rompe y rasga con toda la herencia recibida ha de ser total. La mochila pesa demasiado para poder seguir caminando bajo las mismas siglas. La ciudadanía ni lo entendería ni lo compartiría. Se ha de visualizar un tiempo nuevo y unas formas diferentes. Por ello la propuesta de cambio de siglas y formato es un acierto sin precedentes. Buscando un modelo a la valenciana como la Unión del Pueblo Navarro o el Partit Socialista de Catalunya (franquicias del PP y del PSOE en Navarra o Cataluña, respectivamente). Desde la convicción y la responsabilidad, pero sin miedo. El futuro de los populares valencianos empezará a abrirse paso.
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