Todos
sabemos que el Alcalde es el presidente de la Corporación, máximo
representante del municipio y jefe de la administración municipal.
Actualmente su elección se rige por el Art. 196 de la Ley Orgánica
de Régimen Local General (LOREG) que establece que para ser
candidato a alcalde es necesario encabezar algunas de las listas
electorales. Según la Ley será elegido alcalde aquel que encabece
la lista más votada. Si ninguno de los candidatos obtuviese la
mayoría absoluta, la Ley establece la posibilidad de que el resto de
partidos sumen los votos y propongan su candidato.
Hoy tenemos sobre
la mesa una controversia político-escolástica. Por parte del PP se
quiere modificar la actual Ley Electoral. De momento todos los
partidos han manifestado su negativa. Nos interesaría conocer cómo
resuelven el tema otras naciones. En Inglaterra se elige alcalde al
más votado, obtenga o no mayoría absoluta. Hay, sin embargo, una
connotación importante: ofrecen una papeleta para la elección de
concejales y otra para elegir al alcalde. En Italia es elegido
alcalde quien obtiene más apoyo en las urnas. Pero hay un pequeño
detalle: en las
Elección de los
alcaldesciudades de menos de 15.000 habitantes es suficiente un solo
voto de diferencia. Si tiene más habitantes, es necesaria la mayoría
absoluta. Bélgica también elige alcalde al que obtiene más votos
preferentes. Lo mismo ocurre en Irlanda y Dinamarca. En Estados
Unidos las elecciones ofrecen algo especial. El Alcalde es elegido
por el Gobierno. Los concejales representan a los concejos y son
elegidos por cada distrito. El Alcalde sólo permanece dos años. En
general, en todos estos países prevalece la lista más votada, que
muchos entienden más acorde con el sentir democrático.
Pero el problema
se ofrece cuando ningún partido obtiene la mayoría absoluta. La Ley
permite que el resto de grupos unan sus votos y elijan a uno de los
suyos. Cabe hacernos esta pregunta: ¿Creen que esta forma de
elección es democrática…? En realidad no podemos decir que no,
pues la ley española lo permite. Ahora bien, son muchos los
partidarios que piden que la reforma de esta Ley por varias razones:
la primera porque tal elección se hace en un despacho y median en
ella los intereses de los partidos. Segunda: si casa partido ha
presentado al pueblo su programa, no parece correcto que, de forma
secreta y de espaldas al pueblo, elijan al candidato. Pensamos que la
elección directa de los alcaldes es fundamental en una democracia.
El pueblo es el que, en derecho, debe decidir a quién desea por
alcalde y no es muy democrático que se lo impongan desde un
despacho. Así lo entendió el PESOE en 1998. Su Secretario de
Política Municipal, Alfonso Perales, la defendió en el Congreso.
Posteriormente el Presidente Zapatero la hizo suya en su programa de
las municipales de 2003 y en las Generales de 2004. Hubo promesa de
llevar este proyecto a las Cortes, pero interese políticos de última
hora lo impidieron. Lo cual demuestra que tal reforma nunca la
consideró el PSOE inútil y antidemocrática. Es sorpresivo que
ahora dé vuelta atrás. Donde dije digo, digo Diego. Aquella misma
reforma electoral la ofrece ahora el PP y el PSOE la considera
“antidemocrática”, la califica de golpe de mano democrático,
atentado a la pluralidad y a las reglas del juego. Afirma que es un
degeneración y no una regeneración. Debemos pensar que tal reforma
no será tan mala cuando funciona en muchos países europeos. Lo que
ocurre es que con dicha reforma se le van los tripartitos al PSOE. Lo
lógico sería que fuera en coalición. Me viene a la memoria aquella
frase que el Sr. Sevilla del PSOE dijo: “la elección directa de
los alcaldes da mayor estabilidad a los Ayuntamientos y más
autoridad a la figura del Alcalde”.
El nuevo
Secretario general del PSOE, Sr. Sánchez, de forma rotunda ha dicho:
“me opongo a todo lo que diga Rajoy”. Este señor con sus
palabras pretende hacer un guiño a la izquierda. Intenta con ello
desplazar al
Jaime García
(Alcalde de Rafelbunyol)PP. Manifiesta que es antidemocrático hacer
una reforma a diez meses de las elecciones municipales. Olvida que el
PSOE en Andalucía cambió la Ley electoral, sin dialogo alguno con
la derecha, para expulsar a los Alcaldes del PP del Parlamento
andaluz e imponer las “listas cremalleras”. Lo que parece es que
el PSOE pretende, a la chita callando, crear una mayoría de
izquierdas, una fachada seductora, que repela al PP como al malo de
la película. Espero que no les salga el tiro por la culata.
El tema está
sobre la mesa. Hoy en día sería deseable buscar una solución más
acorde con la voluntad de los ciudadanos. Que sea siempre su voto el
que quede perfectamente reflejado en la elección del Alcalde. Si
sucediese que la lista más votada no llega la 40%, no habría
inconveniente alguno en ir a “una segunda vuelta”, así ocurre en
Francia. O también que hubiese una lista para la elección del
alcalde y otra de los concejales. No nos preces elegante que el
Alcalde sea fruto del enchufismo, conchaveo y amaños de despacho.