Mi padre, con Alzheimer avanzado, aunque ya
no sabe quién soy, es feliz cuando jugueteo con él y le hago
carantoñas.
Con el paso del tiempo he llegado a comprender que no sirve de
nada preguntarle: ¿Quién soy, papá? ¿Te acuerdas de fulanito, tu
nieto?
El Alzheimer le impide recordar. Por esto me incomoda que las
visitas que vienen a verle le repitan, una y otra vez, eso de… ¿te
acuerdas de mí? y se quedan contrariados ante la falta de reacción
de mi padre.
Por favor, a estas personas les pido un mínimo de comprensión y
tolerancia. Quizá sea incapaz de poderles recordar, pero mi padre
siente.
O eso pienso yo, porque al jugar con él a frotar nariz con nariz,
beso de esquimal le llamaba, como hacíamos cuando yo era niño o al
acariciar su mano, o al afeitarle mientras le cuento cosas agradables
del día… él me regala la mejor de sus sonrisas.
Y para los que tengáis un familiar, amigo o conocido con
Alzheimer, que sepáis que éstos enfermos aunque olvidan a las
personas o los acontecimientos, mantienen las emociones y tienen
reflejos ante lo que les ocurre alrededor en el momento.
Por todo esto, cuando estéis con un enfermo de Alzheimer evitar
provocarle emociones negativas. No persistáis en someterlos a un
interrogatorio de tercer grado porqué, aunque lo hagáis con la
mejor voluntad y sin querer, provocáis en ellos un mayor
desasosiego.
Os sugiero que intentéis fomentar en ellos sentimientos
positivos.
Id a visitarlos con frecuencia, siempre de buen humor y con una
amplia sonrisa; habladles, contadles cosas agradables sin esperar una
reacción suya; ayudadles para que tengan una vida social activa; a
que hagan ejercicio dentro de sus posibilidades; ponerles la música
que sabéis que les gusta o prepararles su plato preferido de forma
que lo puedan comer con facilidad.
Éstas son algunas ideas que os propongo para hacerles sentir
mejor. Sin duda que habrá muchísimas más que, con cariño, ternura
e imaginación, sabréis procurarles.
Hacedlo..!!
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