Carlos Gil. Nunca he pensado
que tenga suficientes
elementos de juicio como para saber cuándo la Justicia acierta
o no, pero tengo
una fe, quizá demasiado inocente, en el sistema, que me hace
pensar siempre en
positivo respecto al funcionamiento de nuestro sistema social
de convivencia.
Viene esto a
tenor de la
sentencia condenatoria de Iñaki Urdangarin y, a su vez,
absolutoria a la
Infanta Cristina y las divergentes opiniones respecto al
acierto o error de la
Justicia en dicho fallo. Y he llegado a la conclusión de que,
en España, tenemos
dos problemas: nos gusta demasiado jugar a las apuestas y nos
gusta poco
perder.
Esa afición a
dictar sentencia,
incluso antes de que haya una acusación formal, nos
condiciona, después, a
aceptar o no el veredicto, en función de que coincida o no con
aquello que
habíamos predicho.
Pero lo que deja
de ser normal es
que una parte de los “juzgados populares” pretendan la
continuidad de la
sospecha, incluso después de haberse dictado la absolución. La
presunción de
inocencia ha muerto. Lo sabemos, por mucho que nuestra
Constitución siga
defendiéndola como un derecho fundamental. Pero pretender
mantener la sentencia
condenatoria de nuestros juicios de valor nos acabará llevando
a construir una
sociedad en que lo difícil será no haber pasado nunca por el
banquillo de los
acusados.
Todos tenemos
derecho a
equivocarnos, sin duda. Todos podemos opinar acerca del
comportamiento más o
menos honrado de los demás, y aquí entra en valor que no solo
hay que ser
honrado, sino también parecerlo. Pero donde no podemos llegar
nunca es a
aceptar las sentencias emitidas cuando son acordes a nuestros
gustos o a considerar
que se ha cometido un error o, peor aún, un trato de favor,
cuando es al revés.
Si la Justicia
acertó al acusar a
la Infanta, puede haber acertado también al dictar su
absolución. Y puede que
no, pero seguro que quienes han estado varios años trabajando
para alcanzar
esta sentencia tienen más elementos de juicio que nosotros
para tomar esa decisión.
Aceptemos que no siempre podemos estar en poder de la razón.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia