LA UNIÓ de Llauradors denuncia, tras analizar los datos publicados recientemente por el Eurostat, el gran
desequilibrio en el mercado alimentario que no recoge la bajada del IPC general
y que aumenta el precio a los consumidores y les baja a los productores. Según los
últimos datos del Eurostat el HICP (Harmonised Indices of Consumer Prices)
general en España en los últimos diez meses ha sufrido una deflación del 0,96%,
mientras que el paquete específico de los alimentos se ha incrementado en un
1,15%.
LA UNIÓ, quien ya denunciara esta situación en
2015, constata la continuidad de la tendencia en 2016 de desequilibrios de la
cadena alimentaria, “con un negocio alimentario boyante para industria y
distribución a costa de agricultores y ganaderos y de familias, agravando la
situación de aquellas económicamente más vulnerables al tratarse de aumentos de
precios en bienes de primera necesidad”.
La oficina de Estadísticas de la Unión Europea
permite determinar, a través de los datos ofrecidos actualizados, la evolución
seguida por el índice armonizado de precios al consumo. Desde octubre de 2015
en el conjunto de los 28 países de la Unión Europea el índice general acumula
una deflación del 0,09%, lo que refleja una caída de los precios al consumidor
contraria al incremento del 0,16% que se ha producido en el apartado específico
de alimentación, con especial incidencia en las frutas, que han experimentado
un encarecimiento del 4,15%.
Este desigual comportamiento entre el IPC general
y el de los alimentos es mucho más acusado en España, donde la deflación
general en el mismo período ha sido mayor que la europea, un 0,96%; y la subida
de los alimentos ha sido superior, un 1,15% a la media comunitaria, con una
subida muy importante particularmente de las frutas, del 12,35%.
En capítulos significativos de la alimentación
los precios han tenido también en España una evolución más desfavorable al
consumidor que en el resto de la UE. Ejemplo claro es el de las hortalizas que
se han abaratado en España un 0,55% mientras la disminución en la Unión Europea
es del 0,94%. Otro caso es el de la leche, quesos y huevos que, mientras que en
Europa han bajado más, en España sólo 0,97%.
El encarecimiento en el conjunto de la
alimentación de los precios al consumidor en España coincide, además, con una
bajada de los precios a la producción. En base a los datos de índices de
precios percibidos por los agricultores, de los que el MAGRAMA ha publicado
como último dato el correspondiente al mes de abril, los agricultores y
ganaderos habrían percibido por sus productos entre octubre de 2015 y abril
pasado un 4,67% menos.
Los anteriores datos apunta a que se mantiene
durante lo que va del presente año la tendencia que ya denunciara LA UNIÓ sobre
la ampliación de la brecha que separa cada vez más los precios que recibe el
agricultor y ganadero y los que pagan los consumidores. “En un contexto
deflacionario, algo tan básico como la alimentación, le cuesta cada vez más
cara a los europeos y, aún más, a los españoles”, denuncian desde la
organización. “Esto es un síntoma de desequilibrios graves en la cadena
alimentaria que la vigente legislación, por falta de ambición política, y los
actuales instrumentos, por escasez de medios, no están siendo capaces de
atajar”, señalan. LA UNIÓ considera que el futuro gobierno que llegue a
formarse debe tomar conciencia de esta situación y abordarla como una
prioridad.
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