Santi Uranga.
Estaba
dándole vueltas a la cabeza para escribir un artículo que me pidió un
amigo y publicarlo en su periódico. No sabía como enfocarlo, si
divulgando lo que es la homeopatía, cuando entra en la península, la
presencia de hospitales homeopáticos en Madrid y Barcelona. O por otra
parte contrarrestar las maniobras de las industrias farmacéuticas en
contra del desarrollo de esta especialidad médica.
Ciertamente
el emporio farmacéutico tiene perdida la batalla de la anulación de la
actividad homeopática, no así la convivencia en armonía de ambas formas
de cura.
Si bien es cierto que no todas las empresas
farmacéuticas participan de esta política de aniquilamiento y son
dignas de elogio por su seriedad y profesionalidad.
Pero
mira tu que estaba en estos pensamientos y me viene a la cabeza la idea
de llamar a mi amigo Ander Bidarte, veterinario homeopático para saber
de él.
Lo llamo y me dice: llámame dentro de 20 minutos que no te puedo atender.
Pasado ese tiempo le llamo y al otro lado del teléfono la voz de Ander de casi 80 años llena de vigor y denotando alegría.
“La
consulta era por un perro que tenía unas mancha rojas con un punto mas
rojo en su interior” y estaba investigando cuál era el remedio
homeopático que correspondía a la lesión.
En la
conversación le pregunto si había vuelto a Andalucía donde había dado
unas conferencias sobre homeopatía veterinaria en relación al uso del
remedio homeopático para regular la producción animal.
Esto
es regulando el hipotálamo, la hipófisis y el ovario y poner en celo
al animal, oveja por ejemplo, para que la producción de corderos se dé
en los momentos de mayor demanda.
Esta forma de
tratamiento homeopático ya es un hecho puesto que la directiva europea
prohibía el uso de hormonas en la producción animal.
Así
mismo le comento un caso que traté cuando estuve en un hospital de
Bizkaia operado del hombro. Esta operación necesita solo un dia de
hospitalizacion. Mi compañero de habitación a quien vamos a llamar T
presentaba una gangrena en el pie porque una máquina le había
aprisionado y machacado la parte anterior de su pie izquierdo.
Era
una gangrena húmeda (la zona se iba pudriendo por falta de oxígeno y
la proliferación bacteriana y los antibióticos por el momento no le
habían hecho efecto.
El traumatólogo le anunció que si
no mejoraba con otros antibióticos había que cortar el pie hasta el
tobillo. T. al oírlo se echó a llorar, yo a duras penas pude contener
las lágrimas. Me fui del hospital y al llegar a mi casa me dije “no
puedo ocultar lo que sé”, le voy a proponer un tratamiento
homeopático concomitante con el del hospital. Aceptó, le di tres
remedios (no había tiempo que perder) que correspondían a gangrena
humeda, empeoramiento a la 1 a. m con insomnio ,creer que se iba a morir
ademas de dormir con la ventana abierta.
Los
tomó (anthracinum, secale arsenicum album) disueltas en una botella de
1.l y después de 3 días le llamé para saber qué había pasado
diciédome: “Qué agua bendita me has dado que desde que
la he tomado he descansado, he dormido, empezado a mejorar y la semana
que viene me dan el alta médica”.
El escepticismo que
tenia antes de llamarle se vino abajo y una profunda alegría y
felicidad inundó mi cuerpo al saber que T. salvó su pie.
Al
despedirme de Ander le pregunté sobre sus mascotas (dos perros) y me
dijo “han muerto los dos” pero muy tranquilos y felices ¡y es que la
homeopatía da la felicidad!
Mi
reconocimiento y un abrazo afectuoso para todos mis compañeros médicos
sea cual sea su forma de curar por ese bien hacer para evitar el
sufrimiento al SER humano y que algunas veces esta sociedad no reconoce
como se merece.
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